viernes, febrero 03, 2006

Dime cuánto tiempo me has regalado. Cuánto no te ha costado darme. De lo nuestro aún queda una cosa. Dime que más regalos me has hecho. No existe ni un momento para descansar a tu lado, me ha faltado tiempo para seguirte. Te he concedido los fines de semana, mis noches, mi tiempo libre. Lamento no haberlo entendido a tiempo. Tu sonrisa no lo amortigua, y no intentaré poner una en mi cara. Quiero saber que está pasando por tu cabeza. No malgastaré mucho más tiempo contigo. Ya verás que se irá cuando yo desaparezca. Pero siento decirte que no lograrás que lo haga. Lamento decirte esto, pero para liberarme necesito que me devuelvas algo antes. Aún no es tiempo de marcharme. Sonriendo sin sentirlo. Hace ya tiempo que empecé a pensar que esto no va a acabar bien. Cargada de motivos para no volver jamás, no me iré. Hubiera sido posible detenerlo a tiempo, pero no lo hice. Qué crees que hubiera podido haber entre tú y yo. No soporto querer esconder el miedo sin proyectar. Por lo que se, esto no es lo que debe ser. No conozco a nadie que lo merezca. ¿Es posible detener a tiempo tus concesiones? ¿Es posible no desearlas? Cómo mientes cuando lo dices, pero mira que lamentables. Ya no me mortifico, ni sigo detrás de ti. Si cada vez que estás me convences y me miento, y me lo termino creyendo, no te diré que no. Y cuando llegas a mi, soy capaz de dar la vuelta al mundo sin moverme. ¿Nunca has soñado con poder gritar? Me miro y pienso qué expresión más triste. Crearé un lugar en el cual pueda poner todo aquello que ya no me sirve. Entre ellas estas tú. Resultas bastante nocivo. Mi cabeza da vueltas a tu alrededor, pero ya no quiero verte más, solo quiero descansar de ti. Me saturas, me lías, me abrumas, me intimidas y me agotas. Tus movimientos inesperados me despistan. No me dejan seguir con mi vida. Si te vas será un favor, te morirás el día que ya no este aquí cuando te apetezca. Mal acostumbrado, cuando te apetece ni lo dudas, estoy aquí para lo que quieres. No quiero verte más. Pero no es fácil descansar de ti. Te morirás el día que sea capaz de librarme de ti, de la obsesión en la que te has convertido. Pero también se que al revés no será igual, yo descansaré de ti, pero tú nunca descansarás de mi porque te has acostumbrado muy rápido. Te gusta saber que estoy ahí. Tendrás la dicha si sigo a tu lado, diferente es que yo lo quiera así. Flotarás, si vienes de nuevo a mí, verás de nuevo lo que te gusta. Te puedes divertir, si sabes como. Firmarías porque fuera eterno. Aprendiste mal y así no son las cosas. De hecho, todo ha terminado. Coge mi mano, es para ti, pero si sabes hacerlo bien. Ven conmigo y encontrarás el lugar que nunca hubieras soñado. Te lo habrías ganado. Ahora verás mi verdadero yo, ese que no conoces. Todo irá bien de este modo, en el que yo mando. Porque ya se con que cartas juegas. Tal vez el tiempo nos de la razón. Y yo se tu juego. La triste realidad es que no hay posibilidad de volver de nuevo a lo otro. Ya se las pautas de tu mundo, tu punto ideal alrededor de lo que gira todo. En el que todo es fantástico, y tú también lo eres. Que buena suerte has tenido siempre, hasta ahora en el que el tiempo juega a mi favor. No descansarás de mí, te dolerá la cabeza al recordarme y no podrás olvidarme. El mundo se acabará para ti. Siempre que puedo te busco y me pierdo en la noche, es tan sencillo como dejarse. Hay muchas cosas buenas, otras que tragar, y hay que decidir que explicar al otro. Tú no lo dijiste todo. Sólo quería no tener que explicarte que no entiendo el mundo sin estar contigo. Recordaré cómo levantarme luego. Intentos fallidos, represalias encubiertas, sinceridad engañosa. De lo nuestro no quedan más que dos nombres. Dime cuánto tiempo has tardado en pensar en mí. Cuánto han durado tus pensamientos hacia mí. Momentos inciertos. Arrepentimiento. De lo nuestro no queda ni eso. El punto de partida está cerca. Dime más. Dime con quien juegas y si te sabes las nuevas reglas. Cuando te duermas piensa en mí y el insomnio inundara tu habitación. Piensa que no descansarás, no entenderás qué ocurre, que solo yo podría liberarte de ese dolor. El estado en el que estés sólo lo podría amortiguar mi presencia, intentando saber qué pasa por tu cabeza, yo te haré ver que se podría haber evitado. Solo tú te has metido en esta situación. No entiendes que ocurre en tu cabeza. Ese dolor que se recluye en tu cabeza. Vamos a jugar. Hoy te llevaré donde yo quiera. Ahora que nadie nos ve, solo queda tiempo que gastar, y esto solo acaba de empezar. Perdí tiempo en adecuarme a ti. Demonios dentro de alegatos, frases tediosas me llevaron aquí. Después de ti no dejo que me quieran más.