Just cant function no more?
He llegado a casa y me he puesto Closer de Joy Division. El cuerpo y el ánimo me lo pedían.
Y después de esta n-ésima escucha creo que esta banda tiene algo que está más allá de la música o la letra, tiene un magnetismo y una atmósfera tensa e incómoda que permanece. Es aislamiento, intimismo e individualismo. Perfecto para esos momentos en los que parece que el desorden te vence.
En Joy Division impera la melancolía, sus canciones son como un rompecabezas oscuro en el que todas las piezas terminan encajando sinuosamente. Closer mantiene un recurso expresivo agónico para un disco poliédrico y amargo que encierra una perfecta Love will tear us apart, que entre tanta atmósfera desalmada suena algo más jovial y alegre pero que encierra una letra desconsolada sobre la frustración personal. El amor os separará de nuevo, ni siquiera en él encontraremos alivio ni solución a nuestra miseria. Tras la fachada feliz se esconde el fraude.
Pienso en el motivo por el cual un grupo tan efímero ha marcado a tanta gente. Con dos discos oficiales, desapareció casi antes de darnos cuenta de su existencia, no fue un grupo que sonara en las radios y seguramente no llegó a darnos lo mejor de si mismo. Aun a pesar de todo ello Joy Division sigue llegando a la gente. Habrá muchos que piensen que se debe a la importancia de New Order, muchos otros no. Cada año por el aniversario de la muerte de Ian Curtis se le dedican al grupo numerosos artículos, pues bien, en uno de ellos hace tiempo leí algo así como que Joy Division era fuego, y que con la muerte de Ian Curtis quedaron las cenizas, o lo que es lo mismo quedó New Order… Que cada cual escuche por si mismo y opine. Sobre todo no nos enconramos con el caso típico de estrella-del-rock-suicida sobre la que se basa un estúpido culto superficial. Joy Division fue más que eso, incluso más que Ian Curtis.
Lo que queda claro es que el cantante impregnó a la banda con su realidad personal devastadora, agonizante y auténticamente oscura en la que estaba sumergido. Curtis se encargó de escribir canciones de una intensidad que no es fácil encontrar, logrando expresar de un modo apasionante las dudas, temores y angustias que nos invaden a todos.
Ni siquiera Nick Drake es tan triste como su leyenda intenta hacernos creer. Joy Division sí lo son.
Cuando Ian Curtis se colgó estaba escuchando The idiot de Iggy Pop. A su mujer le dejó una nota que ponía “en este momento desearía estar muerto, ya no lo soporto”.
Y después de esta n-ésima escucha creo que esta banda tiene algo que está más allá de la música o la letra, tiene un magnetismo y una atmósfera tensa e incómoda que permanece. Es aislamiento, intimismo e individualismo. Perfecto para esos momentos en los que parece que el desorden te vence.
En Joy Division impera la melancolía, sus canciones son como un rompecabezas oscuro en el que todas las piezas terminan encajando sinuosamente. Closer mantiene un recurso expresivo agónico para un disco poliédrico y amargo que encierra una perfecta Love will tear us apart, que entre tanta atmósfera desalmada suena algo más jovial y alegre pero que encierra una letra desconsolada sobre la frustración personal. El amor os separará de nuevo, ni siquiera en él encontraremos alivio ni solución a nuestra miseria. Tras la fachada feliz se esconde el fraude.
Pienso en el motivo por el cual un grupo tan efímero ha marcado a tanta gente. Con dos discos oficiales, desapareció casi antes de darnos cuenta de su existencia, no fue un grupo que sonara en las radios y seguramente no llegó a darnos lo mejor de si mismo. Aun a pesar de todo ello Joy Division sigue llegando a la gente. Habrá muchos que piensen que se debe a la importancia de New Order, muchos otros no. Cada año por el aniversario de la muerte de Ian Curtis se le dedican al grupo numerosos artículos, pues bien, en uno de ellos hace tiempo leí algo así como que Joy Division era fuego, y que con la muerte de Ian Curtis quedaron las cenizas, o lo que es lo mismo quedó New Order… Que cada cual escuche por si mismo y opine. Sobre todo no nos enconramos con el caso típico de estrella-del-rock-suicida sobre la que se basa un estúpido culto superficial. Joy Division fue más que eso, incluso más que Ian Curtis.
Lo que queda claro es que el cantante impregnó a la banda con su realidad personal devastadora, agonizante y auténticamente oscura en la que estaba sumergido. Curtis se encargó de escribir canciones de una intensidad que no es fácil encontrar, logrando expresar de un modo apasionante las dudas, temores y angustias que nos invaden a todos.
Ni siquiera Nick Drake es tan triste como su leyenda intenta hacernos creer. Joy Division sí lo son.
Cuando Ian Curtis se colgó estaba escuchando The idiot de Iggy Pop. A su mujer le dejó una nota que ponía “en este momento desearía estar muerto, ya no lo soporto”.
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