lunes, octubre 08, 2007

Tenemos que hablar de Kevin

Anoche me terminé un libro que me tenía literalmente secuestrada. Embelesada, hipnotizada, impactada, totalmente abstraída en él desde casi diría que la primera página. De esos que no puedes parar de leer, de los que te roban el tiempo de sueño y hacen que vayas al día siguiente al trabajo arrastrándote tras haber dormido tan solo un par de horas porque no podías dejar la historia. De esos que en el fondo no deseas terminar, porque si se acaba se acaba también el disfrutar de él. En definitiva, mi libro de la temporada sin duda.
La historia es dura, más que dura cruel. De hecho al terminar necesité rumiarla por implacable. Por momentos odias a ese niño, aunque al final he llegado a desarrollar una cierta empatía hacia él que hasta me ha asustado un poco ya que es calculador, perverso, antisocial, maleducado, desalmado, gratuitamente borde, provocador nato y lo peor un asesino en masa por pura diversión, o tan solo porque no es capaz de entusiasmarse con absolutamente nada, pero inteligente y con una rapidez mental que se manifiesta ya desde bien niño. Al final, no me caía tan mal ni me parecía tan mal bicho cuando realmente es en ese momento cuando se muestra como el mal bicho que es. No contaré mucho más de lo que se pueda leer en cualquier crítica o en su contraportada porque tiene puntos muy buenos que es mejor ir descubriendo poco a poco.
Había leído que había creado mucha polémica ya que la escritora refleja en la protagonista, y madre de Kevin, un sentimiento algo políticamente incorrecto como es el que una mujer pueda carecer de instinto maternal, socialmente aceptado en el caso de los hombres pero en el caso de las mujeres parece algo casi antinatural. Además se da el caso de que su protagonista se llama Eva, supuestamente la primera madre etc… lo cual ha ayudado a crear cierta controversia (sobretodo en Inglaterra), aunque quizás la gente se escandaliza fácilmente. En mi opinión podría decir que habría que respetar y entender que cada persona elija tener o no hijos (a mis hermanos nadie les pregunta que para cuando los hijos o sencillamente por qué no quieren tener hijos). En mi caso solo puedo decir que no tengo mucho instinto maternal, aunque eso tampoco quiere decir que no lo vaya a tener, solo puedo hablar de lo que pienso hoy. Lo que si se es que hoy por hoy no es un objetivo ni a corto ni a medio plazo. Quien sabe si mañana me apetecerá tener hijos. O no. Tal y como apuntó la autora del libro, Lionel Shriver, en una entrevista “Aceptar que la maternidad no es sinónimo de felicidad supone una forma inteligente de asumirla”.