jueves, diciembre 20, 2007

Sometimes again

Es cierto eso de que el insomnio te aleja de todo. Te envuelve, te abstrae y te engaña. Te conviertes de nuevo en un pedazo frágil y precario de ti mismo. Algo así como si fuera tuyo, pero que no es tu cuerpo, ni tu vida. Tienes el tiempo doblado y tus neuronas interconexionan a una velocidad propia del durmiente, solo que en esta ocasión eres consciente.
A veces pienso que entre nosotros había más intimidad y complicidad que entre muchas otras parejas ya más que establecidas. Lo cual me llevaría a muchas otras cuestiones en las que (al menos hoy) no entraré por cansancio.
Hay gente que hace de las relaciones de pareja inversiones a largo plazo para garantizarse una cierta compañía (mascota, adorno, calentapiés o escolta). Nunca me he considerado de ese tipo de gente, de hecho hasta el momento el amor eterno me ha durado lo que un suspiro (tampoco me vanaglorio de ello, simplemente es así). De hecho, por ahora, no he sido capaz de aguantar a nadie ni de que me aguanten a mi más que eso. Más allá me entra el aburrimiento. Hay alternativas tanto o más atractivas.
Creo que él tenía ganas de “echarse una novia relativamente formal”, de esas del cine semanal, adorno en las cenas de los amigos y compañía los domingos por la tarde. No debería pues echarle la culpa, sólo que no jugábamos en la misma liga. Ojala la haya encontrado o la encuentre pronto, si de verdad es eso lo que desea.