lunes, enero 19, 2009

From California, to the New York Island

Tengo un amigo que me dice desde España que Obama se le antoja más como el anticristo que como el redentor que nos quieren vender. No negaré que las razones que esgrime son válidas y cuanto menos curiosas, si creyera en la existencia de un cielo y un infierno por supuesto. Mientras, a mi lo que me sucede con este hombre es que me creo su discurso, algo que me ocurre por primera vez en toda mi vida. Y eso me jode porque no deja de ser un político con buena oratoria, llámalo encantador de serpientes o simplemente charlatán, pero me descubro a mi misma asintiendo ante sus palabras, creyéndomelo de nuevo una y otra vez. La ostia puede ser tremenda por mucho que él ya haya rebajado su discurso desde el mismo día en que ganó, y es que materializar tanta promesa e ilusiones creadas entorno a su persona no va a ser asunto sencillo.
El baño de masas que se está dando estos días previos a su investidura está teniendo tal cobertura informativa que no hay modo alguno de escapar a ello. Y si lo de Washington debe ser ya para cortarse las venas, por aquí abajo no se quedan cortos y es que los yankies se sienten muy partícipes de la fiesta de la democracia que ocurrirá mañana por muy lejos que esté de sus casas. Y si tanto comentario confitado exaltando sus virtudes nos está dejando a todos al borde del coma diabético, no entiendo como ante tanto halago puede mantenerse con los pies en la tierra, donde quizás se le necesite más que en los altares que muchos han construido para él de un modo exageradamente precipitado.
Por cierto, varias cosas más. Una es que quizás yo no destacaría tanta analogía entre Obama y Kennedy como están haciendo por aquí todos los medios. Que no los comparen tanto, no vaya a ser que al final su historia se parezca demasiado. Y la otra es que la cadena HBO no para de poner una y otra vez el concierto de ayer, we are one, en el Lincoln Memorial, acto que a mi me pareció grotesco y hasta un poco ridículo por parte de todos, los organizadores y sobre todo los participantes. Y es que a mi eso de que gente como Frank Black, Tom Hanks, Queen Latifah, Tiger Woods, Marisa Tomei o Denzel Washington adopten ese tono aleccionador como que no me va mucho. Si a eso le sumamos, entre tanto discursito ilustrado, las actuaciones de Jon Bon Jovi, Garth Brooks, Shakira o Usher entre otros con más halagos y una cierta actitud sumisa y disciplinada como que ya me supera. Por no hablar de U2 y del momento que se marcó Bono con ese halo de iluminado del que se cree rodeado últimamente con "not just an American dream but also an Irish dream, a European dream, an African dream, an Israeli dream and also a Palestinian dream"; y con respecto a "what a thrill for four Irish boys from the north side of Dublin to honour you sir, Barack Obama, to be the next president of the United States", muy emocionados, sí, todo lo que tú quieras pero de chicos ya os queda bien poquito! La fiesta (con un cierto tono masturbatorio y autocomplaciente algo preocupante) terminó con Springsteen y Pete Seeger cantando This land is your land y una Beyoncé emocionada con el America, the beautiful. Confiemos en que después de jurar el cargo todo vuelva un poco más a la normalidad, o al menos a una realidad menos enfática pero más realista.