martes, enero 06, 2009

What is myrrh, anyway?

Queridos Reyes Magos,
Hoy me he despertado, como siempre en este día, con ese punto de nerviosismo que me produce vuestra cita anual. No todos los días una recibe la ilustre visita de unos Reyes! Siempre he querido veros en persona, y preguntaros muchas cosas, entre ellas cómo os lo habéis montado tan bien para tener un trabajo tan molón, ya sabéis, por aquello de trabajar una noche y tener 364 días de vacaciones (yo que voy camino de los dos años sin ellas), cómo lográis ser recibidos siempre con tanta alegría e ilusión (aquí la gente por las mañanas esboza un ligero Hi y casi sin mirarte a la cara), o si eso de vivir eternamente no resulta algo cansado. También me pregunto si hacéis esto de los regalos muy a menudo en vuestros reinos, si es así no me extraña que la gente esté contenta con vosotros (los que hay en españa tan solo se llevan un buen pellizco de los presupuestos del estado y sonríen muy bien en las fotos). También me gustaría saber si sois realmente vosotros los primeros metrosexuales y no Beckam (y esto lo digo tan solo por vuestra obsesión por los zapatos). Y así un motón de preguntas más…
Siempre he apreciado mucho vuestros detalles desde que tengo uso de razón, ya que nunca han faltado en este día los zapatos llenos de caramelos con un montón de regalos alrededor. Ya se que mis virtudes brillan por su ausencia, y que nunca fui la buena chica que siempre se esperó de mi, ni la que mejor se portó, ni la más aplicada ni la más prudente, más bien todo lo contrario. Ni me enorgullezco ni me vanaglorio de ello, es tal y como es. Se que ya me he metido en algún lío mas o menos serio y que mi inconsciencia y mi inmadurez junto con mis ganas de fiesta y mi afición por la noche nunca me llevaron por el buen camino, ni con las mejores compañías. Pero a mi me gustaba y tampoco hacía daño a nadie con ello, salvo a mi misma claro. Este año pasado, como supongo sabréis, no ha sido un gran año, aunque también los ha habido peores, eso es cierto, pero este año creo que he desacelerado un poco el ritmo, y aunque puede que siempre diga lo mismo creo sinceramente que no me he portado tan mal. De hecho tengo la sensación de que por momentos me he sentido tan paralizada e interrumpida (por motivos que no vienen al caso hoy) que creo que podría decir que incluso me he portado algo mejor que cualquier otro año anterior. Pero por mucho que lo intento razonar no entiendo como es que este año no solo no tengo regalos sino que además hasta tengo que ir a trabajar en este día tan especial.
Mandé mi carta con mucha antelación pensando en que quizás desde yanquilandia tardaría algo más en llegaros, además tampoco pedía tanta cosa, más bien poquito pensando en que viniendo desde el lejano oriente sería un trayecto demasiado largo hasta donde me encuentro ahora. Esta mañana me he puesto los zapatos que anoche limpié con tanto esmero esperando vuestra visita y que al levantarme he encontrado vacíos. Asimismo he desayunado las galletas y la leche que os puse a vosotros y a vuestros camellos. Ha sido muy desconcertante. A mi siempre me habéis gustado más vosotros, el gordito de rojo parece majo y eso, pero donde estén tres tíos sonrientes con unos camellos dispuestos a llevarles por el mundo en una noche, que se quiten unos renos y el ho ho ho. Pero del mismo modo que os digo esto también os digo que (a diferencia de vosotros hoy) él se acordó muy mucho de mí hace unos días. No creo que os pidiera grandes cosas, un par de discos, poder dormir las horas adecuadas y un corazón nuevo. Aunque como bien decía en la carta, me conformaba con esto último ya que a veces resulta muy difícil funcionar con el de ahora de lo abollado que lo tengo. Ya me haría yo con los discos y si no podéis con lo del sueño ya hablaría con vuestros camellos para que me facilitaran alguna cosa para poder dormir debidamente.
Os habéis olvidado de mi? O simplemente os habéis confundido dándole mis regalos a otra persona? Tenéis oficina de reclamaciones para estos casos?
Siempre vuestra y hoy enteramente envuelta en un mar de dudas,
Lia