El humor es la clave, y la capacidad de relativizar resulta bastante importante para lograrlo. Después de unos días cuanto menos caóticos, llegué al fin de semana con la conciencia removida y poniendo más caos a mí alrededor si cabe; al menos logró despojarme de la incertidumbre de estar viva. Los días pasados no fueron precisamente memorables, a estas alturas de marzo tampoco puedo esperar gran cosa, pero al menos creo saber hacia donde no he de dirigirme ya. Hoy es uno de esos días en los que preferiría no haberme levantado, ni moverme ni abrir los ojos, no quiero mirarme al espejo y verme la cara. Conocer a alguien y congeniar es bastante difícil, pero olvidarse de que le has conocido resulta imposible. El asunto es tan sencillo como pensar que cada uno es responsable de lo que es, por lo que cada persona tiene total responsabilidad de su existencia. De lo que hace y de lo que dice. Sin excusas, que a veces suenan rastreras como es el caso. La elocuencia nunca ha sido una de mis virtudes, ni siquiera un defecto, más bien todo lo contrario, pero creo haberlo dejado bastante claro, aunque para ello haya tenido que prestarle cierta atención al lúcido cinismo con el que reaccioné, para mi asombro. Di muestras de un ingenio contenido poco sorprendente en esos momentos. Después me fui sin decir nada, para vergüenza y alivio mío.
Pasa el tiempo, y el modo de tomarme las cosas es bastante diferente. Lo sabía desde hacía un tiempo, pero me miento en tantas ocasiones con la esperanza inequívoca de que podría haber ido todo de un modo diferente. Reconozco las cosas, pero no las digo, de este modo es como si no hubiesen pasado. Convencida de que nunca es el momento, cuando hace mucho tenía que haberle dicho aquello de que mejor, porque después ya será tarde. A pesar de todo consigo evadirme. No hacía falta que me dijera como soy, en otras ocasiones ya se han encargado de hacérmelo saber, pero aun así me lo dijo. Chula por carácter. Carácter dinamitado, abatido y derrocado. No me derribo a sus pies. A partir de ahora como a todo el mundo, pero diferente y sin reaccionar. Resulta que soy una persona con un carácter tan hermético que se diría envasado al vacío.
Las canciones de hoy serían algo tan variado como What it is like de Everlast (1999), 18&life (1989) y Quicksand Jesús (1991) de SkidRow, It’s Martini Time (1996) de The Reverend Horton Heat, My name is Mud (1993) de Primus y en general cualquiera de ...And Out Come The Wolves de Rancid (1995).
Supongo que esto también significa algo.
Pasa el tiempo, y el modo de tomarme las cosas es bastante diferente. Lo sabía desde hacía un tiempo, pero me miento en tantas ocasiones con la esperanza inequívoca de que podría haber ido todo de un modo diferente. Reconozco las cosas, pero no las digo, de este modo es como si no hubiesen pasado. Convencida de que nunca es el momento, cuando hace mucho tenía que haberle dicho aquello de que mejor, porque después ya será tarde. A pesar de todo consigo evadirme. No hacía falta que me dijera como soy, en otras ocasiones ya se han encargado de hacérmelo saber, pero aun así me lo dijo. Chula por carácter. Carácter dinamitado, abatido y derrocado. No me derribo a sus pies. A partir de ahora como a todo el mundo, pero diferente y sin reaccionar. Resulta que soy una persona con un carácter tan hermético que se diría envasado al vacío.
Las canciones de hoy serían algo tan variado como What it is like de Everlast (1999), 18&life (1989) y Quicksand Jesús (1991) de SkidRow, It’s Martini Time (1996) de The Reverend Horton Heat, My name is Mud (1993) de Primus y en general cualquiera de ...And Out Come The Wolves de Rancid (1995).
Supongo que esto también significa algo.
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