Think I’m in love
En agosto, tras una fiesta en casa de Dave and Gabe en Saratoga (NY) mi cabeza hacía verdaderos esfuerzos por no descomponerse en mil añicos (Gabe es una verdadera profesional de las fiestas!) cuando me encontré con un ejemplar de Wired, revista de nuevas tecnologías con cierto hincapié sobre lo que a música se refiere. El caso es que lo único que pensé fue Por fin un ejemplar en papel, siempre mejor del formato digital al que estoy acostumbrada. El caso es que la portada no me llamó la atención, no se si por la resaca o por qué, pero hasta que (creo que fue) Gabe me comentó sobre Beck yo no me había dado cuenta de que la portada estaba dedicada al geniecillo californiano.
La foto no le hace justicia, y el fondo rosa tampoco le ayuda demasiado, además el titular rezaba algo así como the rebirth of music, y más pequeño decía algo así como Beck on the future of the album. Cuanto menos algo pretenciosillo. Por supuesto y de un modo inmediato me dirigí hacia la entrevista: The infinite album. Tan solo la pude ojear muy por encima, de modo que no fue hasta unos cuantos (bastantes ya) días después y unos estados más al sur cuando ya me hice con una revista propia. Tampoco la buscaba ese día. Estaba en el aeropuerto de San Diego haciendo tiempo para pillar el vuelo que me dirigiría hasta tierras tejanas, buscando una revista para entretenerme, y sin buscarla apareció de nuevo esa desconcertante (y poco necesaria) portada de fondo rosa. Por supuesto me hice con un ejemplar de inmediato. Y aunque ahora no se donde debe estar, recuerdo perfectamente el artículo. Comenzaba con algo así como release a traditional 13 track cd? No thanks says Beck. He serves a collection of songs, remixes and videos that fans can piece together any way they want. La idea no estaba tan mal, de hecho lo último hasta ese momento de Beck había sido precisamente Guerolito, un álbum de remixes de su anterior trabajo, Güero, a medio camino de lo que tenía en la cabeza. Más allá de eso mismo, la idea era que los fans pudieran crear sus propias versiones del álbum. Beck busca las múltiples versiones, la interacción con la audiencia, experimentación multimedia. En la entrevista se hablaba de que si Güero era algo así como el final del concepto de álbum, tal y como lo entendemos ahora, que si es la hora de que el álbum tradicional abrace la tecnología, dar a la gente nuevas vías para experimentar con la música… en algún momento pone los pies en la tierra al aceptar que en estos momentos, tan solo pensando en un mundo ideal, podría hacer que la gente desde su casa, tras comprar el cd, pudiera realmente interaccionar con la grabación para, de este modo, poder realizar su propia versión y no limitarse a tan solo remixes. Repite la palabra interaccionar varias veces, aceptando las limitaciones por el momento, lo que le obligan a quedarse en que en su último disco The information podamos customizar la portada del disco del modo que queramos con unas (casi diría hasta ridículas) pegatinitas. También pondrán diferentes videos (caserillos) en YouTube (pues vale tio!). Es difícil decir que pasará con todo esto, sentencia. Lo que está claro es que nos habla de su visión de un futuro cercano (si no inmediato) donde la tecnología, lejos de destruir la música y el arte (como les gusta decir a algunos) la refuerza con nuevos y mucho más potentes e interesantes mecanismos.
A veces no se si es un genio o es simplemente un tipo listo que ha sabido donde y a quien escoger.
Beck siempre fue mi gran debilidad, llegando hasta aceptar por buenos no tan buenos trabajos. Da igual lo que haga, me gusta él, me gusta el rollo que lleva y todo lo que a él se refiere. Desde los 14 o 15 años que es así, y no se por qué tendría que dejar de ser de este modo precisamente ahora. Me encanta ese empeño constante de probar cosas nuevas sin preocuparse mucho de hacer incluso el ridículo. Le importa un pito. De lo más maleable musicalmente hablando que yo conozco.
Por fin llegó The information.
A su último disco yo le daría un notable (rascadito rascadito) ya que es un buen disco a secas, con sus buenas canciones, pero también hay que aceptar que a medida que pasa el tiempo y los álbumes, va perdiendo esa inmediatez de aquellos fantásticos One foot in the grave, Mellow gold o el extraordinario Odelay. Pero también gana en matices. Desde luego no ha inventado nada nuevo, tampoco nos intentó vender la moto con eso, pero sabe mezclar. Posee una tremenda capacidad para deconstruir géneros tradicionales, llevarlos a su campo, añadirles contemporaneidad y que además suene bien. En Elevador music nos encontramos con un Beck parecido al de Devil’s Haircut, rapeando sobre unas bases simples con mucho ritmo y una letra algo crítica. En cellphone’s dead vuelve a rapear pero con un fondo algo más funky, un gran tema que parece querer continuar en el siguiente corte, Strange Apparition, pero esta vez canta, no rapea, y lo hace sobre un piano y una guitarra acústica. En We dance alone rapea cosas como Thought I saw a ghost but it might have been me. Letras irracionales, hip hop y samples tontos… es el jefe de la autoparodia, tomarle en serio a él está fuera de lugar, y hasta él mismo se cachondea de él mismo.
He querido destacar Think I’m in love al final. En otras ocasiones, cuando Beck pensaba que estaba enamorado se ponía demasiado sentimental, ignorando su lado más ecléctico y experimental, poniéndose acústicamente intimista. Ahora parece que lo hace de otro modo, canturreando emocionalmente distante sobre el amor (She doesn't know what happens when she's around, I think I'm in love But it makes me kinda nervous to say so). Al contrario de lo que ocurría en otras ocasiones, como en Mutations o Sea change, más emocionales e introspectivos, inspirado en una dolorosa y airada ruptura sentimental que él tampoco tenía reparos en detallar (Nobody’s fault but my own o Lost cause, por poner ejemplos rápidos). En este disco parece lograr una alianza entre su lado más vehemente y sus clásicos versos sin lógica aparente, con su lado más emotivo al cantar sobre el amor sin necesidad de edulcorar demasiado el ambiente.
De lo que no cabe duda es que a Beck le ha sonreído la fortuna, desde que en los 90 fuera considerado como el genio de la década. Pero por suerte para él ya no se le toma tan en serio. Simplemente es una muy divertida mezcla equilibrada entre lo jocoso y lo muy serio, en ese afán de parecer de lo más cool del modo más inexpresivo posible.
La foto no le hace justicia, y el fondo rosa tampoco le ayuda demasiado, además el titular rezaba algo así como the rebirth of music, y más pequeño decía algo así como Beck on the future of the album. Cuanto menos algo pretenciosillo. Por supuesto y de un modo inmediato me dirigí hacia la entrevista: The infinite album. Tan solo la pude ojear muy por encima, de modo que no fue hasta unos cuantos (bastantes ya) días después y unos estados más al sur cuando ya me hice con una revista propia. Tampoco la buscaba ese día. Estaba en el aeropuerto de San Diego haciendo tiempo para pillar el vuelo que me dirigiría hasta tierras tejanas, buscando una revista para entretenerme, y sin buscarla apareció de nuevo esa desconcertante (y poco necesaria) portada de fondo rosa. Por supuesto me hice con un ejemplar de inmediato. Y aunque ahora no se donde debe estar, recuerdo perfectamente el artículo. Comenzaba con algo así como release a traditional 13 track cd? No thanks says Beck. He serves a collection of songs, remixes and videos that fans can piece together any way they want. La idea no estaba tan mal, de hecho lo último hasta ese momento de Beck había sido precisamente Guerolito, un álbum de remixes de su anterior trabajo, Güero, a medio camino de lo que tenía en la cabeza. Más allá de eso mismo, la idea era que los fans pudieran crear sus propias versiones del álbum. Beck busca las múltiples versiones, la interacción con la audiencia, experimentación multimedia. En la entrevista se hablaba de que si Güero era algo así como el final del concepto de álbum, tal y como lo entendemos ahora, que si es la hora de que el álbum tradicional abrace la tecnología, dar a la gente nuevas vías para experimentar con la música… en algún momento pone los pies en la tierra al aceptar que en estos momentos, tan solo pensando en un mundo ideal, podría hacer que la gente desde su casa, tras comprar el cd, pudiera realmente interaccionar con la grabación para, de este modo, poder realizar su propia versión y no limitarse a tan solo remixes. Repite la palabra interaccionar varias veces, aceptando las limitaciones por el momento, lo que le obligan a quedarse en que en su último disco The information podamos customizar la portada del disco del modo que queramos con unas (casi diría hasta ridículas) pegatinitas. También pondrán diferentes videos (caserillos) en YouTube (pues vale tio!). Es difícil decir que pasará con todo esto, sentencia. Lo que está claro es que nos habla de su visión de un futuro cercano (si no inmediato) donde la tecnología, lejos de destruir la música y el arte (como les gusta decir a algunos) la refuerza con nuevos y mucho más potentes e interesantes mecanismos.
A veces no se si es un genio o es simplemente un tipo listo que ha sabido donde y a quien escoger.
Beck siempre fue mi gran debilidad, llegando hasta aceptar por buenos no tan buenos trabajos. Da igual lo que haga, me gusta él, me gusta el rollo que lleva y todo lo que a él se refiere. Desde los 14 o 15 años que es así, y no se por qué tendría que dejar de ser de este modo precisamente ahora. Me encanta ese empeño constante de probar cosas nuevas sin preocuparse mucho de hacer incluso el ridículo. Le importa un pito. De lo más maleable musicalmente hablando que yo conozco.
Por fin llegó The information.
A su último disco yo le daría un notable (rascadito rascadito) ya que es un buen disco a secas, con sus buenas canciones, pero también hay que aceptar que a medida que pasa el tiempo y los álbumes, va perdiendo esa inmediatez de aquellos fantásticos One foot in the grave, Mellow gold o el extraordinario Odelay. Pero también gana en matices. Desde luego no ha inventado nada nuevo, tampoco nos intentó vender la moto con eso, pero sabe mezclar. Posee una tremenda capacidad para deconstruir géneros tradicionales, llevarlos a su campo, añadirles contemporaneidad y que además suene bien. En Elevador music nos encontramos con un Beck parecido al de Devil’s Haircut, rapeando sobre unas bases simples con mucho ritmo y una letra algo crítica. En cellphone’s dead vuelve a rapear pero con un fondo algo más funky, un gran tema que parece querer continuar en el siguiente corte, Strange Apparition, pero esta vez canta, no rapea, y lo hace sobre un piano y una guitarra acústica. En We dance alone rapea cosas como Thought I saw a ghost but it might have been me. Letras irracionales, hip hop y samples tontos… es el jefe de la autoparodia, tomarle en serio a él está fuera de lugar, y hasta él mismo se cachondea de él mismo.
He querido destacar Think I’m in love al final. En otras ocasiones, cuando Beck pensaba que estaba enamorado se ponía demasiado sentimental, ignorando su lado más ecléctico y experimental, poniéndose acústicamente intimista. Ahora parece que lo hace de otro modo, canturreando emocionalmente distante sobre el amor (She doesn't know what happens when she's around, I think I'm in love But it makes me kinda nervous to say so). Al contrario de lo que ocurría en otras ocasiones, como en Mutations o Sea change, más emocionales e introspectivos, inspirado en una dolorosa y airada ruptura sentimental que él tampoco tenía reparos en detallar (Nobody’s fault but my own o Lost cause, por poner ejemplos rápidos). En este disco parece lograr una alianza entre su lado más vehemente y sus clásicos versos sin lógica aparente, con su lado más emotivo al cantar sobre el amor sin necesidad de edulcorar demasiado el ambiente.
De lo que no cabe duda es que a Beck le ha sonreído la fortuna, desde que en los 90 fuera considerado como el genio de la década. Pero por suerte para él ya no se le toma tan en serio. Simplemente es una muy divertida mezcla equilibrada entre lo jocoso y lo muy serio, en ese afán de parecer de lo más cool del modo más inexpresivo posible.
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