The lazy way, and oxidation is the compromise you own. I’m gonna shake you
Es inevitable que en muchas ocasiones relacionemos cierta música con ciertas personas. Es normal que la música que escuchemos se convierta en la banda sonora de nuestra propia vida y de este modo nos acompañe también en los recuerdos. Y, en este caso concreto, para mi Return to the Cookie Mountain me recuerda tanto a cierta persona, a la que a pesar de todo y del tiempo le tengo mucho cariño, que cada vez que surge TV on the Radio es inevitable que asome su recuerdo en algún rincón de mi cerebro. Todo esto para intentar explicar de modo alguno por qué pillé con ganas, por una parte, y con cierto recelo, por otra, el tercer disco de los de Brooklyn. No tengo que explicar las ganas, siempre es un placer escuchar un grupo como TVOTR, pero lo del miedo no viene por el recuerdo en si, sino más bien por no alterar el recuerdo o algo parecido. Me explico. Si el nuevo disco se mantiene al nivel del anterior, aun incluso cuando el recuerdo es relativamente reciente, seguirá siendo un placer que mi cerebro automatice esa relación de ideas, cosa que suele ser más bien cuando escucho al grupo en cuestión surge la persona y no al revés ya que de este último modo (primero su nombre después música) se montaría un auténtico festival en mi cabeza. Y no siempre es plan. Por esta misma regla de tres, cierto es que mucha música me recuerda a él. Pero ese es otro problema que tengo y que debería solucionar en algún momento que ahora mismo veo algo lejano. Toda esto viene a cuento de que en estos últimos días he tenido tiempo más que suficiente para darle cancha al Dear Science y, con todo, mis peores y mejores temores se han confirmado. Por una parte su música me sigue recordando a él, y por otra el disco mantiene bien el nivel del grupo. Del mismo modo que digo esto también diré que su primera o incluso segunda escucha no me resultó triunfal, de esas que te ganan al instante, pero es que con estas cosas se va tan condicionada que una nunca sabe si es por el propio disco o por las expectativas creadas. A lo largo de varias escuchas el disco resulta tan consistente, creíble, funky, divertido, bailable y oscuro como podríamos esperar para que las expectativas se vean saciadas, pero también menos oscuro quizás y más accesible también. La producción sigue siendo densa, pero si antes era una densidad consistente en la que (a pesar de lo tupida, viscosa o pegajosa que por momentos pudiera resultar) me sentía cómoda y arropada, en este disco esa sensación es más esponjosa y fluida, como ligera pero sin resultar tampoco superficial. Digamos que lo es pero algo menos. A mi me da la sensación de que han abierto un poco más la mano pero como un paso más que un intento aperturista o comercial. Si es cierto que en esta ocasión se presentan más apaciguados, pero no creo que se hayan dejado amaestrar tan fácilmente.
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