Cantándole a la ciudad alborotada
Algo de musiquilla ahora que llega el fin de semana!!
Vuelve una de mis bandas favoritas, que digo vuelve, si ya está aquí Riot City Blues de Primal Scream!!!!
Resulta que el grupo lleva ya la friolera de 20 años, lo que significa que si el primer disco que me pillé de PS fue Screamadelica (y si no recuerdo mal hablamos del año 1991 o 1992, recién llegada yo a la isla) llevo como unos 15 años enganchada (tanto ya en la isla?). Esto pone en evidencia varias cosas, una que desde bien temprana edad yo ya apuntaba maneras, dos que llevo mucho tiempo con ellos en la cabeza y tres que los de Bobby andan ya por los 40…
Hace mucho que el grupo decidió ir a su bola y jugar con lo que les apetecía, se propusieron reinventar el rock de siempre llevándolo a una dimensión postmoderna, enseñándonos como tendría que sonar el rock en un futuro (cuando una escucha XTRMNTR entiende algo mejor de que va esto del siglo XXI). No parecían tener reparos en emplear algo de psicodelia como medio para aunar los adulterados estados de evasión mental en los que se diluían con la orgía electrónica de alguno de sus discos. Pero parece que esta vez han decidido dejar a un lado tanta experimentación electrónica, ahora toca pasarse al rock de la vieja escuela. Hurgando en pictchfork he leído algo así como que no sería del todo imposible pensar que en el futuro algún alma intrépida pudiera cantar “there’s no sun in the sky, no love in my life/since I lost my baby, all I do is cry” con la mandolina de fondo, aunque probablemente no sea un ex-raver británico. De todas formas a mi tampoco me parece un disco ni tan plano, ni tan muerto, ni tan falto de ideas como dicen, en cambio estoy de acuerdo en eso de que es imposible odiar lo que hacen (aunque no es lástima precisamente lo que siento al oír el disco).
PS son así, siempre presentando discos como a contrapie, despistando al personal en cada uno de ellos como con cierta chulería por su parte, aunque también podría sonar a algo pretencioso (o anti-pretencioso que al fin y al cabo es otro modo de ser pretencioso). Después de un impresionante e innovador Screamadelica (rock en sintonía con la cultura rave) despistaron con Give out but don’t give up, disco considerado como su nádir artístico (lo de nádir me encanta). Todo ello es parte también de su grandeza. No hay quien los entienda, aunque realmente quién quiere entenderlos… total, son Primal Scream!!!
Se puede jugar a asociar su música a varios estados mentales, según la droga de moda del momento, y de este modo podemos pensar que su tercer disco, el ya nombrado Screamadelica, suena a la euforia y bajón posterior característico del éxtasis (hablamos de principios de los 90). Tras esto, a mitad de esa década parecía que las fiestas (las raves) habían llegado a su fin (al menos de momento) lo que les llevó de nuevo al rock (un rock algo borracho) con Give out but don’t give up.
Una de las cosas que tienen las drogas es ese gustillo que te entra por continuar experimentando, y de este modo llegaron cosas como Vanishing point (aún en los 90 pero con la mirada puesta en lo que vendría después) en el que parecen querer recoger el testigo del screamadelica (pero quizás más bullicioso y lascivo), la explosión de ruido rabioso de un XTRMNTR espídicamente perfecto con el cinismo de kill all hippies y un Evil Heat con temazos oscuros e inquisidores como Miss Lucifer o autobanh66 (ya en el nuevo siglo). Divina decadencia!! En estos podríamos mezclar de un modo desigual y hasta aleatorio diversas drogas a modo de cocktail lisérgico en los que se podrían considerar como discos pensados en clave de rock pero que habrían terminado por sobrepasar sus propias fronteras. “Hay que destruir la idea misma de canción, explotar las estructuras y escapar de la dictadura de la melodía. Las melodías hablan al corazón y los ritmos al cuerpo. Y yo quiero hacer bailar” Es el momento del todo vale para romper con términos musicales preestablecidos. Para terminar de rematar la trilogía anterior sacaron un recopilatorio con remezclas del grupo, mientras sobrellevaban como podían la resaca del momento.
Quizás Riot City Blues responda a una época de sobriedad que les ha lanzado hacia el country rock americano. Han curioseado y se han dado cuenta de que ellos también tienen raíces. Mientras continúen disfrutando con esto de la música (tal y como afirman hacer) el resto también disfrutaremos.
“El Rock’nroll es nuestra única religión, y nuestra mejor arma para fabricar sueños” Bobby Gillespie dixit.
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