La adenosina a -20ºC, el R-PIA en el congelador pequeño a una dosis de 0.1 mg/Kg, el diencéfalo de los lagartos a -80ºC en la caja rotulada en verde con fecha de julio de 2004, todas y cada una de las perfusiones, el sulfato crómico potásico Na Cr (S O4)3, todos los archivos etf de los últimos 4 años, la extensión de Vivancos, la de Carmen de administración, la del bar, la del estabulario, el número de teléfono de mi primer novio, y el del segundo, el número de teléfono de la casa de Vigo, la hora del vuelo de mi hermana mejor que ella misma, los últimos días en Galicia, las primeras navidades en Mallorca, todos y cada uno de los minutos de insomnio de la noche del 13 al 14 de julio de 2003, la letra de muchas canciones, la matrícula de la moto de mi hermano, y la de mi primo, la matrícula de mi primer coche, y la de los coches de mis hermanos, el último desayuno con el Norit, las horas muertas en el parque del mar, y en ca n’angel, y en el carreró, y en el angel blau, el último día que vi a Santi, la conversación más tonta del mundo, el año que se editó el Mellow Gold, y el screamadelica, y el Gold, y Wish con Friday I’m in love…
Y muchas más cosas tontas que se quedan sin saber cómo ni por qué en mi cabeza, ocupando cierto espacio y conexiones que no me llevan a nada de cierta utilidad o practicidad. Ahí están, integradas, formando parte de mí. Y a pesar de todo esto lo que no entiendo es como no me acordé de llamarle justo cuando tenía que haberlo hecho.
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