Un dos tres y…
Por más que lo intento no logro acordarme de la primera vez que vi o escuché a trestrece, no se por qué pero tengo la extraña sensación de que está ahí desde hace tanto tiempo que no sabría determinar desde cuando exactamente. Después de decir esto sobra indicar, por obvio, las ganas que tenía de que sacaran Bienvenidos a ninguna parte; que se nos ha hecho esperar lo suyo. No es fácil, ya lo se, sacar disco.
Reconozco que siempre le busco el punto de innovación a todo y la mayor parte de las veces pienso en si algo aporta aunque sea una pizca de novedad. Creo que el dar un paso más, el contribuir con algo es importante, en tu trabajo y en tu propia vida, como por ejemplo en las relaciones o buscarlo en lo que lees y por supuesto, cómo no, en la música. Siempre me gusta escuchar nuevos grupos, disfruto como una niña pequeña cuando algo me sorprende o cuando después de todo, del tiempo y de los discos, consigue seguir haciéndolo. Pero eso no quita que también sea capaz de disfrutar plenamente de grupos que le restan pretenciosidad a su propuesta sin que por ello dejen de resultarme del todo interesantes y totalmente disfrutables. Digamos que la ausencia de bravuconería les hace especiales cuando las canciones así te lo parecen, porque lo importante al fin y al cabo son eso, las canciones. Ese sería el caso de trestrece, que con su música nos invitan a un rock dentro de unos parámetros ya conocidos pero con unas canciones igualmente interesantes.
Hace mucho tiempo que descarté el preguntarle a alguien por qué canta en un idioma determinado, más que nada porque se suele preguntar a aquellos que lo hacen en inglés cuando este no es su idioma vehicular y eso cada vez abunda más, tanto que el preguntarlo va perdiendo su sentido. Por eso y porque en una ocasión, que se convirtió en casi (casi) la última que lo pregunté, me contestaron que porque les daba la gana y punto. Touché. Lo di por válido, es cierto que no siempre tiene que haber un por qué a todo, aunque yo sea una preguntona. En esta ocasión no habría espacio a la pregunta ya que lo de trestrece es un rock cantado en castellano, pero aun así y como no podía ser de otra manera en mi, lo pregunté igualmente. Cuando lo extraño parece ser cantar en castellano, van ellos y así lo hacen. El caso es que últimamente me resulta sumamente grato encontrarme con grupos que cantan en su propio idioma, catalán, castellano o el que sea, pero el propio. También están los que pasan del inglés inicial al castellano como si de una evolución natural se tratase, cuando lo natural sería no abandonar de inicio el propio idioma, estoy pensando en grupos como Love of Lesvian o más recientemente The Secret Society. Volviendo a trestrece y sin querer extenderme demasiado en ello, Javi Ruiz (auténtico motor del grupo) parece tenerlo claro, a él le gusta escribir y cantar en el idioma en el que siente, en el que piensa, en el que ama y sueña, y de este modo no perder los matices. Y eso le honra.
Todo esto como premisa a un rock que a veces suena algo pulido, en otras ocasiones persuasivo pero tan contundente como concluyente y siempre sincero y eficaz. Bienvenidos a ninguna parte es el título escogido para los (cómo no!) 13 cortes que componen este primer disco del grupo que incluye alguna canción que me proporciona la coartada perfecta estos días. Intento ponerle un punto de objetividad a las canciones, pero me resulta difícil. Ya comenté hace un tiempo que me gustaba la voz de Javi, de modo que me lo podría ahorrar aunque no estoy segura de querer hacerlo, lo que si diré es que quizás debería cuidarla algo más de cara al directo. Una de las primeras cosas que me llamaron la atención fue el orden elegido de las canciones; canciones que casi todos ya conocemos porque son las que han ido exhibiendo durante el no poco tiempo que ha pasado hasta que han podido ser editadas. Por eso me sorprendió, aunque quizás ahí mis gustos personales prevalezcan y no termine de entender cómo por ejemplo la magnífica A través del cristal quedó relegada tan atrás e incluso por detrás de la floja quiéreme/ódiame que también adelanta a Solo el tiempo que suena mucho más eficaz; o cómo el contundente corte que da título al disco se queda de segundona dejando el honor de la apertura a Una señal, canción que me gusta pero no quizás para ser la primera, ni siquiera por delante de Tu juego con lo tajante que suena. También es cierto que eso permite mantenerle el ritmo al disco a medida que avanza. Hay canciones en las que las guitarras me suenan urgentes, como en Cuando la realidad se impone o Medio del mar por poner algún ejemplo, pero más tarde te encuentras con Si mañana nunca llega con unos arreglos que redondean una canción con un ritmo inicial más reposado y dispuesta perfectamente para cerrar el disco. Bueno, cerrar a medias porque tras ella llega el guiño del track 13, tras esperar los correspondientes 3 minutos y 13 segundos. Libres de la opinión de otros, incluso de la propia, quizás lo suyo sea seguir por esos derroteros. Pues mañana ya ha llegado, y qué va a ser de trestrece no lo sabemos así que será cuestión de ir disponiéndolo día a día.
Reconozco que siempre le busco el punto de innovación a todo y la mayor parte de las veces pienso en si algo aporta aunque sea una pizca de novedad. Creo que el dar un paso más, el contribuir con algo es importante, en tu trabajo y en tu propia vida, como por ejemplo en las relaciones o buscarlo en lo que lees y por supuesto, cómo no, en la música. Siempre me gusta escuchar nuevos grupos, disfruto como una niña pequeña cuando algo me sorprende o cuando después de todo, del tiempo y de los discos, consigue seguir haciéndolo. Pero eso no quita que también sea capaz de disfrutar plenamente de grupos que le restan pretenciosidad a su propuesta sin que por ello dejen de resultarme del todo interesantes y totalmente disfrutables. Digamos que la ausencia de bravuconería les hace especiales cuando las canciones así te lo parecen, porque lo importante al fin y al cabo son eso, las canciones. Ese sería el caso de trestrece, que con su música nos invitan a un rock dentro de unos parámetros ya conocidos pero con unas canciones igualmente interesantes.
Hace mucho tiempo que descarté el preguntarle a alguien por qué canta en un idioma determinado, más que nada porque se suele preguntar a aquellos que lo hacen en inglés cuando este no es su idioma vehicular y eso cada vez abunda más, tanto que el preguntarlo va perdiendo su sentido. Por eso y porque en una ocasión, que se convirtió en casi (casi) la última que lo pregunté, me contestaron que porque les daba la gana y punto. Touché. Lo di por válido, es cierto que no siempre tiene que haber un por qué a todo, aunque yo sea una preguntona. En esta ocasión no habría espacio a la pregunta ya que lo de trestrece es un rock cantado en castellano, pero aun así y como no podía ser de otra manera en mi, lo pregunté igualmente. Cuando lo extraño parece ser cantar en castellano, van ellos y así lo hacen. El caso es que últimamente me resulta sumamente grato encontrarme con grupos que cantan en su propio idioma, catalán, castellano o el que sea, pero el propio. También están los que pasan del inglés inicial al castellano como si de una evolución natural se tratase, cuando lo natural sería no abandonar de inicio el propio idioma, estoy pensando en grupos como Love of Lesvian o más recientemente The Secret Society. Volviendo a trestrece y sin querer extenderme demasiado en ello, Javi Ruiz (auténtico motor del grupo) parece tenerlo claro, a él le gusta escribir y cantar en el idioma en el que siente, en el que piensa, en el que ama y sueña, y de este modo no perder los matices. Y eso le honra.
Todo esto como premisa a un rock que a veces suena algo pulido, en otras ocasiones persuasivo pero tan contundente como concluyente y siempre sincero y eficaz. Bienvenidos a ninguna parte es el título escogido para los (cómo no!) 13 cortes que componen este primer disco del grupo que incluye alguna canción que me proporciona la coartada perfecta estos días. Intento ponerle un punto de objetividad a las canciones, pero me resulta difícil. Ya comenté hace un tiempo que me gustaba la voz de Javi, de modo que me lo podría ahorrar aunque no estoy segura de querer hacerlo, lo que si diré es que quizás debería cuidarla algo más de cara al directo. Una de las primeras cosas que me llamaron la atención fue el orden elegido de las canciones; canciones que casi todos ya conocemos porque son las que han ido exhibiendo durante el no poco tiempo que ha pasado hasta que han podido ser editadas. Por eso me sorprendió, aunque quizás ahí mis gustos personales prevalezcan y no termine de entender cómo por ejemplo la magnífica A través del cristal quedó relegada tan atrás e incluso por detrás de la floja quiéreme/ódiame que también adelanta a Solo el tiempo que suena mucho más eficaz; o cómo el contundente corte que da título al disco se queda de segundona dejando el honor de la apertura a Una señal, canción que me gusta pero no quizás para ser la primera, ni siquiera por delante de Tu juego con lo tajante que suena. También es cierto que eso permite mantenerle el ritmo al disco a medida que avanza. Hay canciones en las que las guitarras me suenan urgentes, como en Cuando la realidad se impone o Medio del mar por poner algún ejemplo, pero más tarde te encuentras con Si mañana nunca llega con unos arreglos que redondean una canción con un ritmo inicial más reposado y dispuesta perfectamente para cerrar el disco. Bueno, cerrar a medias porque tras ella llega el guiño del track 13, tras esperar los correspondientes 3 minutos y 13 segundos. Libres de la opinión de otros, incluso de la propia, quizás lo suyo sea seguir por esos derroteros. Pues mañana ya ha llegado, y qué va a ser de trestrece no lo sabemos así que será cuestión de ir disponiéndolo día a día.
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