too pissed to miss you
He andado liada en menesteres menos nobles de lo que habitualmente me ocupan, pero también necesarios. Además he estado ahogándome entre dos aguas, la eterna cuestión supongo, de lo que se debe y de lo que se quiere. Como tiendo a somatizar todos y cada uno de los agobios que se me presentan en forma de diligente dolor de cabeza, en esta ocasión he intentado ser todo lo rápida y honesta que he podido. La próxima vez creo que optaré por lanzar una moneda al aire. Para mi satisfacción puedo decir que me quedé con lo que quise, aunque asimismo también se que me equivoqué, como en la mayoría de ocasiones.
Dejando atrás una semana algo rara y estresante, y comenzando una nueva con el contador en negativo tengo que admitir lo siguiente. Después de lo de lado que dejé el disco he de decir que llevo unos días completamente enganchada al último disco de The Magnetic Fields. Sí, sí, he dicho bien, Distorsion, lo admito. Tras despotricar algo de él, tras condenarle al ostracismo más injusto y prejuicioso que he tenido en mi vida, puedo afirmar que, en un acto de valentía inconsciente y fugaz, me atreví a poner el cd en el reproductor. Y la magia de la música hizo el resto. ¿Por qué habré tardado tanto? Qué canciones! Pop con mayúsculas, eso sí, con capas y capas de ruido, efectos y distorsión. Y si pensamos en el asunto del disco conceptual, referencias o mejor dicho en su intención de sonar más Jesus&Mary Chain que ellos mismos yo diría que si al Psychocandy le quitas la capa de ruido debajo te encuentras a los Beach Boys y si a Distortion le quitas la capa de ruido, por debajo simplemente te encuentras a Magnetic Fields. Pop arrebatador pasado por la turmix. Eso ya lo intuíamos y/o sabíamos mucho antes incluso de escucharlo, lo verdaderamente genial del disco son sin duda las canciones. Simplemente geniales. Si te olvidas de ese muro sonoro te encuentras con unas canciones inquietas y totalmente geniales que hablan del amor plagado de corazones rotos, de sexo y alcohol, siempre dentro de los márgenes más habituales de las letras de Merrit pero con algo más de amargura. Algo de ingenio una pizca de cinismo con una taza de sentimientos bien mezclados con sarcasmo, todo ello englobado de exquisitas melodías, aunque en esta ocasión bien maquilladas de ruido. Todo ello hace que resulten irresistibles y emocionantes, como siempre pero esta vez diferente.
Lo de la portada ya sería otra cuestión.
Dejando atrás una semana algo rara y estresante, y comenzando una nueva con el contador en negativo tengo que admitir lo siguiente. Después de lo de lado que dejé el disco he de decir que llevo unos días completamente enganchada al último disco de The Magnetic Fields. Sí, sí, he dicho bien, Distorsion, lo admito. Tras despotricar algo de él, tras condenarle al ostracismo más injusto y prejuicioso que he tenido en mi vida, puedo afirmar que, en un acto de valentía inconsciente y fugaz, me atreví a poner el cd en el reproductor. Y la magia de la música hizo el resto. ¿Por qué habré tardado tanto? Qué canciones! Pop con mayúsculas, eso sí, con capas y capas de ruido, efectos y distorsión. Y si pensamos en el asunto del disco conceptual, referencias o mejor dicho en su intención de sonar más Jesus&Mary Chain que ellos mismos yo diría que si al Psychocandy le quitas la capa de ruido debajo te encuentras a los Beach Boys y si a Distortion le quitas la capa de ruido, por debajo simplemente te encuentras a Magnetic Fields. Pop arrebatador pasado por la turmix. Eso ya lo intuíamos y/o sabíamos mucho antes incluso de escucharlo, lo verdaderamente genial del disco son sin duda las canciones. Simplemente geniales. Si te olvidas de ese muro sonoro te encuentras con unas canciones inquietas y totalmente geniales que hablan del amor plagado de corazones rotos, de sexo y alcohol, siempre dentro de los márgenes más habituales de las letras de Merrit pero con algo más de amargura. Algo de ingenio una pizca de cinismo con una taza de sentimientos bien mezclados con sarcasmo, todo ello englobado de exquisitas melodías, aunque en esta ocasión bien maquilladas de ruido. Todo ello hace que resulten irresistibles y emocionantes, como siempre pero esta vez diferente.
Lo de la portada ya sería otra cuestión.
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