Coachella 2009: varias cosillas, y ya!
Para ir terminado, después de esto, esto, esto y esto, tan solo un par de consideraciones generales.
La ciudad de Indio que acoje el festival de Coachella pone una limitación muy clara, a partir de las 12 de la noche nada de conciertos. Por lo visto este año a la organización le ha tocado pagar una multa de $1000 por cada minuto de música extra a partir de la medianoche. Paul McCartney se excedió una hora y The Cure algo más de media hora. La diferencia clara es que mientras a Sir Paul le dejaron hacer, a The Cure le cortaron. Supongo que esa es una de los hechos diferenciales que hay entre ser un Beatle y no serlo. A ver quien es el guapo que se atreve a cortarle el sonido a Paul McCartney. Ni siquiera Goldenvoice, promotor de Coachella.
Otra cosa. Por lo visto año tras año los rumores corren a su gusto por el desierto de Coachella y este año no iba a ser menos. Se rumoreaba que en la zona VIP estaba Ringo Star y que saldría al escenario durante el concierto de Paul McCartney, pero al final nada. Se rumoreaba lo propio de Trent Reznor en el concierto de Perry Farrell y tampoco. Se rumoreaba que Green Day ofrecerían un concierto sorpresa en el desierto y finalmente se quedó en eso, en rumor. También estaba la coña, broma o como queiras llamarlo de que Morrissey iba a quedarse todo el finde semana ya que el cierre de festival iba a ser un dúo de este con su gran amigo Robert Smith. Unas risas y punto, claro.
Podría entrar también a comentar o más bien alabar la organización del festival, así como detalles de a pie que facilitan la peregrinación que durante tres intensos días haces por el valle, pero quizás me alargaría demasiado y después de varios días ya estoy cansada de hablar de Coachella. Eso sí, si al principio eso de las áreas restringidas para beber alcohol no me gustó tengo que admitir finalmente que es una buena decisión en pro del propio festival. A parte de los propios conciertos todas las actividades paralelas que se organizan son más que recomendables y divertidas. Además el sábado coincidía con el record store day, así que no se si era por eso mismo o siempre es así, pero había también una cantidad importante de carpas con tiendas de discos en las que perderse un rato largo. Bueno, mejor voy parando, que podría continuar y no es mi intención tampoco aburrir más de lo que yo ya me estoy aburriendo aquí con tanto Coachella.
Sólo decir que esta décima edición de Coachella Valley Music & Arts Festival fue una mirada al pasado con un cartel protagonizado por grandes nombres pero todos ellos con varias décadas de carrera ya a sus espaldas. Encabezando el cartel, entre Paul McCartney y The Cure estuvieron coronando la noche del sábado unos The Killers que creen haber alcanzado tal estatus (en serio, que se lo creen los pobres) y creen también ser talento lo suficientemente maduro ya y se dedican más que a crecer musicalmente a intentar crearse cierta leyenda (a base de, a mi modo de ver, ridiculeces varias). Hace unos días leía en algún sitio que un periodista se preguntaba que por qué tantos artistas de décadas pasadas, quizás porque no hay nuevos que salen a tomar su lugar, se contestaba a si mismo. No es que esté del todo de acuerdo, pero lo que sí tengo claro es que por muchos años que sumen todos ellos siguen siendo igualmente grandes.
La ciudad de Indio que acoje el festival de Coachella pone una limitación muy clara, a partir de las 12 de la noche nada de conciertos. Por lo visto este año a la organización le ha tocado pagar una multa de $1000 por cada minuto de música extra a partir de la medianoche. Paul McCartney se excedió una hora y The Cure algo más de media hora. La diferencia clara es que mientras a Sir Paul le dejaron hacer, a The Cure le cortaron. Supongo que esa es una de los hechos diferenciales que hay entre ser un Beatle y no serlo. A ver quien es el guapo que se atreve a cortarle el sonido a Paul McCartney. Ni siquiera Goldenvoice, promotor de Coachella.
Otra cosa. Por lo visto año tras año los rumores corren a su gusto por el desierto de Coachella y este año no iba a ser menos. Se rumoreaba que en la zona VIP estaba Ringo Star y que saldría al escenario durante el concierto de Paul McCartney, pero al final nada. Se rumoreaba lo propio de Trent Reznor en el concierto de Perry Farrell y tampoco. Se rumoreaba que Green Day ofrecerían un concierto sorpresa en el desierto y finalmente se quedó en eso, en rumor. También estaba la coña, broma o como queiras llamarlo de que Morrissey iba a quedarse todo el finde semana ya que el cierre de festival iba a ser un dúo de este con su gran amigo Robert Smith. Unas risas y punto, claro.
Podría entrar también a comentar o más bien alabar la organización del festival, así como detalles de a pie que facilitan la peregrinación que durante tres intensos días haces por el valle, pero quizás me alargaría demasiado y después de varios días ya estoy cansada de hablar de Coachella. Eso sí, si al principio eso de las áreas restringidas para beber alcohol no me gustó tengo que admitir finalmente que es una buena decisión en pro del propio festival. A parte de los propios conciertos todas las actividades paralelas que se organizan son más que recomendables y divertidas. Además el sábado coincidía con el record store day, así que no se si era por eso mismo o siempre es así, pero había también una cantidad importante de carpas con tiendas de discos en las que perderse un rato largo. Bueno, mejor voy parando, que podría continuar y no es mi intención tampoco aburrir más de lo que yo ya me estoy aburriendo aquí con tanto Coachella.
Sólo decir que esta décima edición de Coachella Valley Music & Arts Festival fue una mirada al pasado con un cartel protagonizado por grandes nombres pero todos ellos con varias décadas de carrera ya a sus espaldas. Encabezando el cartel, entre Paul McCartney y The Cure estuvieron coronando la noche del sábado unos The Killers que creen haber alcanzado tal estatus (en serio, que se lo creen los pobres) y creen también ser talento lo suficientemente maduro ya y se dedican más que a crecer musicalmente a intentar crearse cierta leyenda (a base de, a mi modo de ver, ridiculeces varias). Hace unos días leía en algún sitio que un periodista se preguntaba que por qué tantos artistas de décadas pasadas, quizás porque no hay nuevos que salen a tomar su lugar, se contestaba a si mismo. No es que esté del todo de acuerdo, pero lo que sí tengo claro es que por muchos años que sumen todos ellos siguen siendo igualmente grandes.
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