sábado, julio 28, 2007

Me despierto, pero aun no me levanto, no puedo. Solo soy capaz de sentir dos cosas, un dolor tremendo de cabeza (mis anarquistas preferidos vuelven al ataque una vez más) y unas ganas de ponerme a llorar que no he podido ni he querido reprimir. A eso le podemos añadir ahora mismo el gran vacío que siento.
Estoy llegando a un punto de irreversibilidad muy duro, sobre todo porque no saco nada en claro.
Mi cuerpo reacciona de un modo muy claro, primero me da un vuelco en el estómago tremendo que se torna en dolor agudo, inmediatamente me tiemblan las piernas como una quinceañera cualquiera, para después ser incapaz de reaccionar del modo adecuado. No se que me pasa, me paraliza totalmente. Por mi cabeza pasan muchas cosas pero existe un cortocircuito entre mi cerebro y mi boca, de modo que al final solo digo sandeces una detrás de otra, eso si soy capaz de decir algo medianamente coherente. Tampoco tengo mando alguno sobre mi cuerpo que hace estupideces aun sabiendo que no hay que hacerlas. Y mientras tanto él pasando cada vez más de mi.

Y no me dice nada cuando se va.