Supervitaminados
Nada más salir de casa pienso que ha sido mala idea ponerme tacones esa noche. Cuando me levanto de la mesa tras la cena vuelvo a pensar en ello tras notar como me tambaleo un poco entre bastantes risas. De camino tres rojillas algo bebidas pillamos a un taxista franquista, para más inri siempre he sido la más impertinente. Si sales con la intención de olvidarte de algo y bebes (y mucho) lo único que consigues es el efecto contrario. Los funerales me revuelven los sentimientos de un modo tal que me vuelvo insoportable. El Garito me agobió mucho y alguno pedía noche de pachanga. Hay que joderse. Termino con un humor de perros dando por culo a todos a base de sarcasmo continuado (gracias a que Dorian y Edu son unos santos conmigo que si no algún otro me hubiera dado una ostia). Nos encontramos con Rober y con el pozas, qué peligro, hoy no voy a acabar bien. ¿De qué drogas vas hoy?, siempre aparece alguna graciosilla.
Llego a casa de día y descalza, definitivamente no era la noche para llevar tacones.
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