viernes, octubre 01, 2010

after the glow, the scene, the stage, the set…

Siempre que intento ser breve no lo logro, de modo que mejor no prometer nada. Y es que hoy, en contra de mi primera intención, te contaré sobre el concierto que Pavement, Sonic Youth y No Age dieron en Hollywood Bowl la noche del jueves, y ya se sabe que pasa cuando me lío.


No estoy segura de haber hablado antes del Hollywood Bowl, pero lo merece. Un anfiteatro al aire libre en la ladera de una de las colinas en pleno corazón de Hollywood. Es uno de esos lugares por los que puedes llegar a entender que haya gente que aun siga usando aquello tan cursi del marco incomparable. Su programación es de lo más variada intentando aprovechar al máximo su potencial por todos lados. Por poner un ejemplo algo antagónico a lo de hoy, este verano estuve allí viendo la ópera Carmen (he dicho alguna vez lo que me gusta a mi la ópera?).

Reconozco que el sitio es impresionante, pero una tiende a preferir las cutre venues, o en su defecto los teatrillos más modestos, pequeños y cercanos donde quizás el show pierde en espectáculo pero gana en matices. Aun así no me malinterpretes con esto, fue memorable haber visto a esta gente en el Hollywood Bowl.


Empezaban la fiesta No age a las 8pm y no se qué me pasa con esta gente que casi siempre los pillo empezados, como si mi subconsciente les tuviera cierta manía -que yo no comparto- o algo. Me encantan, pero ahora mismo mientras escribo esto solo recuerdo haberles visto comenzar un concierto tan solo en una ocasión, en The Smell. Pero también creo que porque aquella vez cerraban el concierto, que si no también me hubiera perdido el principio. Anoche fue ya algo extremo, ya que entre que comenzaban muy pronto (y puntuales!) y que tan solo tocaron escasa media hora (no creo que ni que fueran 30 minutos) fue llegar, escucharles Miner e irse. Comentario -ok, that was punk!


Sonic Youth derrocharon todo aquello que esperamos de ellos. Ruido, actitud, un buen puñado de canciones molonas (en su mayoría del Daydream nation) y una soberbia lección a muchos jovenzuelos -aun sin que fuera su intención clara, ellos simplemente son así. Una da gracias de que existan grupos así y cuando los estás viendo/disfrutando piensas que así, exactamente como lo exponen ellos, debería ser el rock. El grupo –con kim gordon presidiendo el derroche de carisma- es de esos tremendamente cool pero como sin quererlo, salen al escenario como quien pasaba por allí pero te dejan clavada en cuanto empiezan a darle al ruido. Abrieron con Candle, tocaron Shadow of a doubt (canción que me hipnotiza), the sprawl, cross the breeze, brother james, hey joni... cerraron con White Cross, simplemente genial. Comentario –I love this band, you can always count on it.



Salió Pavement comentando que era el último show -propiamente dicho- de la banda, y esa despedida marcó todo el concierto. No contaron como concierto propio el que dan junto a otros ilustres esta misma noche en Las Vegas con motivo del cumpleaños de Matador (qué mejor modo que celebrar la mayoría de edad en los USA -21- que irse a las vegas?). Fue mi tercer concierto de la banda -a cual más diferente- y al escuchar a Malkmus hablar a modo de despedida me entró por un momento una pena tremenda –sentí mucha mucha pero mucha pena- aunque inmediatamente pensé que qué tontería la mía, casi mejor así que desvanecerse por agotamiento (propio y ajeno). Pasando por esos momentos algo emotivos (dentro de las posibilidades emotivas que pueda expresar Malkmus, claro) así disfruté del concierto, encantada de estar presente en la despedida mientras por ejemplo sonaba -quizás por última vez en directo- Unfair en las Hollywood hills o una impresionante spit on a stranger, intentando disfrutar todas y cada una de las uqe fueron cayendo, como tocaba el momento.



Malkmus estaba especialmente, digamos, juguetón, en comentarios y aspavientos varios. Él es así, y supongo que nos gusta también por eso. Para la anécdota los la-la-las (o na-na-nas, según interpretación, y posterior discusión tonta) que cantó en Range life en la estrofa que nombra a smashing pumpkins.



Pavement tocó sin la tensión de la primera vez que les vi (se sabían acaso mirados con lupa en su primera aparición en los USA) y sin las ganas de petarlo, darlo todo y demostrar que podían hacerlo bien (como pasó en la redención de coachella, un grandísimo concierto), pero fueron unos pavement divertidos y en plena esencia, en estado puro. Así son, no hay más, pero tampoco menos. Un cierre oficial victorioso y a su modo. Cerrando la gira en exclamaciones irónicas para ellos más que para el resto que, como siempre han demostrado, les importan más bien poquito. Las últimas risas y adiós.

Tercer comentario de la noche –hey, look at him, he’s smiling, I mean, like enjoying, honestly not ironically!