domingo, mayo 31, 2009

And everything is going to the beat

La noche era más fresca de lo que yo con mi vestido hubiera deseado, pero aun así allí estábamos, yendo hasta Pomona, ese lugar a media hora al este que, además del Glass House, destaca por ser la ciudad en la que hace casi 60 años nació Tom Waits. Aunque precisamente no era a este a quien íbamos a ver anoche.

Cuando llegamos aquello parecía un hervidero de gente deseosa de música en directo y nos costó hacernos un hueco. Entre tanta algarabía, su voz directamente a mis oídos parecía querer decirme algo que no terminaba de llegar para finalmente decirme otra cosa. Salen los Harlem Shakes y en seguida me doy cuenta de que se me quedan en nada sobre el escenario a pesar de que su disco me funciona bastante bien. Fue la noche del menos a más para mí mientras que fue la del convencimiento con unos y la reafirmación con otros para él. Me fui del concierto aun estando ahí, cerré los ojos. El grupo me ausentó por unas canciones, tampoco hacían nada por mantenerme enganchada a ellos. Yo tan solo quería just watch the world with my natural man, o encontrar mis Niagara Falls, pero como el juego no siempre es el mismo ya tan solo me conformo con have a laugh porque you give me health, that technicolor health, aunque de modo alguno aun creo que he still cares aunque finalmente nada cambie y I`m sick of slow rock. Intento volver y bailar siguiendo el ritmo de la música pero no puedo por eso alejarme de ese quebranto, de los desear que él sea ÉL, de la distancia y su rechazo, de su vacío ocupado, de los a pesar del tiempo y de la morriña infinita de la vida. La irrealidad mostrándome otra realidad, mis deseos. No puede ser verdad que esté ahí, manteniendo la ilusión de otras ilusiones, que sea yo la que quiere que ÉL, convertido en fantasma eterno, me diga con su fina ironía lo que quiero oír. Me he ido, estoy fuera del concierto. Naufrago irremediablemente. No fue ni de lejos un buen concierto el de los de Brooklyn si me aleja de ese modo de una sala perdida en medio de la nada y es capaz de devolverme a esos universos perdidos cada vez hace más tiempo. Pero terminó su turno y yo volví a la tierra, o al menos eso intenté.

No estaba lo suficientemente borracha como para dejar de pensar o para dejarme llevar, me bastó un pobre pensamiento para sentir que me alejaba cada vez más de algo y hacia algo demasiado alejado ya de por si. Intento abrir los ojos cuando los cierro. Tan solo quedaba esperar el relevo de unos Passion Pit de los que no esperaba mucho. Los cada vez más empujones me devolvían a la realidad intermitentemente, llegaba el momento de la salida del grupo y para mi asombro la gente gritaba emocionada. Después de eso no pude más que abandonarme a la suerte de una banda que en directo funciona perfectamente y muy a pesar de la extraña voz en falsete de su cantante. Me uno a la fiesta, bailo, hasta canto lo poco que de ellos me se, disfruto. Vuelvo al concierto, pongo los pies en la tierra de nuevo y medio sonrío pensando lo tonta que soy y que las cosas, sin duda, discurren como deben. Aunque la duda me embiste, is this the way I’ll always be? Dejándome llevar torpemente donde no debo. Pero como al final everything is going to the beat y resulta que he is gonna drive me crazy, he is gonna drive me mad, finalmente I've come reveling. Me dejo embaucar con su ritmo embriagador y no hay más que decir al respecto.

De modo que supongo que Passion Pit ofrecieron un muy buen concierto mientras que los Harlem Shakes se me quedaron a medias.