martes, abril 28, 2009

take some time to sit and look it up

Estoy enganchada a los Local Natives. Que aunque sea cierto en los sentidos que quieras verle, en este caso me refiero al grupo de Silverlake en LA. Música sonriente, amigable y divertida, sin preocupaciones, alegre, con mucho ritmo, de buen directo, y además de todo eso también me gusta. Algo tan simple a priori como tres tíos a las voces, mucha percusión y un derroche de buen rollito. Me tienen enganchada estos días y tan solo tengo ganas de hacerme con el disco que saldrá en breve, Gorilla Manor. Y es que no paro de escuchar la combinación de armonías que encuentras en sus canciones una y otra vez, y aun y eso siguen sin cansarme. Confío en que el enganche no se me pase pronto…




Además han logrado, haciendo un cover, que una canción que no me gustaba especialmente nada me guste hasta un poquito más.


lunes, abril 27, 2009

Coachella 2009: varias cosillas, y ya!

Para ir terminado, después de esto, esto, esto y esto, tan solo un par de consideraciones generales.
La ciudad de Indio que acoje el festival de Coachella pone una limitación muy clara, a partir de las 12 de la noche nada de conciertos. Por lo visto este año a la organización le ha tocado pagar una multa de $1000 por cada minuto de música extra a partir de la medianoche. Paul McCartney se excedió una hora y The Cure algo más de media hora. La diferencia clara es que mientras a Sir Paul le dejaron hacer, a The Cure le cortaron. Supongo que esa es una de los hechos diferenciales que hay entre ser un Beatle y no serlo. A ver quien es el guapo que se atreve a cortarle el sonido a Paul McCartney. Ni siquiera Goldenvoice, promotor de Coachella.
Otra cosa. Por lo visto año tras año los rumores corren a su gusto por el desierto de Coachella y este año no iba a ser menos. Se rumoreaba que en la zona VIP estaba Ringo Star y que saldría al escenario durante el concierto de Paul McCartney, pero al final nada. Se rumoreaba lo propio de Trent Reznor en el concierto de Perry Farrell y tampoco. Se rumoreaba que Green Day ofrecerían un concierto sorpresa en el desierto y finalmente se quedó en eso, en rumor. También estaba la coña, broma o como queiras llamarlo de que Morrissey iba a quedarse todo el finde semana ya que el cierre de festival iba a ser un dúo de este con su gran amigo Robert Smith. Unas risas y punto, claro.
Podría entrar también a comentar o más bien alabar la organización del festival, así como detalles de a pie que facilitan la peregrinación que durante tres intensos días haces por el valle, pero quizás me alargaría demasiado y después de varios días ya estoy cansada de hablar de Coachella. Eso sí, si al principio eso de las áreas restringidas para beber alcohol no me gustó tengo que admitir finalmente que es una buena decisión en pro del propio festival. A parte de los propios conciertos todas las actividades paralelas que se organizan son más que recomendables y divertidas. Además el sábado coincidía con el record store day, así que no se si era por eso mismo o siempre es así, pero había también una cantidad importante de carpas con tiendas de discos en las que perderse un rato largo. Bueno, mejor voy parando, que podría continuar y no es mi intención tampoco aburrir más de lo que yo ya me estoy aburriendo aquí con tanto Coachella.
Sólo decir que esta décima edición de Coachella Valley Music & Arts Festival fue una mirada al pasado con un cartel protagonizado por grandes nombres pero todos ellos con varias décadas de carrera ya a sus espaldas. Encabezando el cartel, entre Paul McCartney y The Cure estuvieron coronando la noche del sábado unos The Killers que creen haber alcanzado tal estatus (en serio, que se lo creen los pobres) y creen también ser talento lo suficientemente maduro ya y se dedican más que a crecer musicalmente a intentar crearse cierta leyenda (a base de, a mi modo de ver, ridiculeces varias). Hace unos días leía en algún sitio que un periodista se preguntaba que por qué tantos artistas de décadas pasadas, quizás porque no hay nuevos que salen a tomar su lugar, se contestaba a si mismo. No es que esté del todo de acuerdo, pero lo que sí tengo claro es que por muchos años que sumen todos ellos siguen siendo igualmente grandes.

domingo, abril 26, 2009

Coachella 2009: Domingo

Con el genial previo a las espaldas, la corta a la vez que tremenda jornada del viernes y la letal indecisión del sábado, por fin llegó el tercer y esperado día, al menos para mí. Aquello parecía el infierno del calor que hizo y es que después leí que se rebasaron las 3 cifras (en Farenheit, que estos yankies miden raro) o lo que es lo mismo rozando los 40ºC. Para mi desgracia llegué tarde al concierto de Vivian Girls, es lo que tiene resucitar que a veces no es posible hacerlo antes de las 12, cuando daba comienzo su concierto. A mí me parece muy bien que quieran aprovechar todo el día, doce horas de música en directo y demás, pero el mediodía me parece un poco (bastante) temprano para programar conciertos (y lo digo muy seriamente). Así que hasta que no lograron sacarme de la cama casi a la fuerza y meterme en la ducha no pude hacer acto de presencia en el campo de polo. No Age también eran de los “afortunados” que en el reparto de programación les tocó temprano, y sus sacudidas de guitarras no es quizás lo más adecuado para la mañana de resurrección, pero aun así ahí estaba yo. Tanto riff, loops y distorsión no es el mejor de los desayunos posibles para la ya muy cansada mañana de la última jornada del festival, pero subjetividades aparte, ofrecieron un muy buen concierto, ya digo, solo desmerecido por la programación que les tocó lidiar.


No me gustaron Fucked up, quizás no estaba yo para ellos, mucha agresividad en lo musical y en lo no musical, de modo que huí pronto hacia el escenario grande a ver a Okkervil River que pusieron ese toque de rock melancólico y nos rendimos ante ellos sin temor.






Inmediatamente después Lupe Fiasco salió desafiando las cada vez más increíblemente altas temperaturas y yo al poco de comenzar me largué de ese escenario que no ofrecía ningún tipo de refugio. Así que tras hacer una simple parada en Sebastian Tellier seguí mi camino hacia la siguiente carpa refugiándome en el escenario que acogía en ese momento a Brian Jonestown Massacre, el grupo que quizás más incógnitas me deja siempre. Resulta que son casi un grupo de culto por aquí, venerados por muchos precisamente por su estatus de banda que no logrará dar nunca el salto definitivo. Así como la joya que no brilla pero que no puede dejar de fascinarles. Era la segunda vez que les veía y en la primera ocasión me dejaron tan fría que creo que esa era la razón principal por lo que les quería volver a ver. Pues bien, tengo que decir que siguen sin parecerme la panacea con su pop psycodélico pero que realizaron un mejor concierto, aunque en esta ocasión más que fría lo que me quedé fue algo inquieta, ¿qué será lo que le ven a esta banda y que yo, por más que lo intento, no logro descubir? Anton Newcombe (la verdadera figura de culto detrás del grupo) estuvo comedido en sus tan habituales estallidos de ira, y hasta dio la sensación de no ir muy dopado ese día aunque su disposición fue de auténtico aislamiento de espaldas casi el 90% del tiempo, como si eso no fuera con él. Esta vez sí cayó mi canción preferida del grupo, que además fue interpretada de un modo genial, y yo tan contenta. Por lo demás, pues en su línea, ellos correctos tirando a mediocres y los seguidores que les veneran pues venerando cada canción.



El más que insoportable calor de la tarde hizo que me refugiara en las carpas huyendo de todo escenario sin sombra alguna. De modo que sin saber muy bien cómo acabé viendo al francés Busy P y su propuesta electrohouse que me terminó de animar la insolación con su despliegue en todas las gamas de frecuencias posible, por momentos hipnotizantes, por momentos abrumadores, por momentos delirantes pero siempre asombrosamente perfectos en ese instante. Cerró sesión con (you gotta) Fight for you right (to party) de Beasty Boys, así que una vez debidamente agitada y animada tocaba continuar peregrinando por el campo de polo.




Y de este modo me atreví de nuevo con el escenario grande donde era el momento de unos Peter Bjorn and John que no me gustaron especialmente, a parte de poco inspirados dieron la sensación de tocar como aburridos de si mismos. Creo que les falló el punto traslacional y no lograron llevar al directo de un modo adecuado aquellos placeres que te encuentras en sus discos (de estos no pongo video porque lo que he encontrado de Coachella ha sido principalmente young folks y, la verdad, acaso no la tienes más que oída?). De modo que finalmente nos decantamos por pasar a ver a un Perry Farrell esperpéntico disfrazado a juego con su corista, perdón, con su esposa que le acompaña sobre el escenario y que por momentos parecía estar en un estado de embriaguez poco recomendable para los contoneos varios que se marcó sin mucho sentido con las canciones de su marido.





En esos momentos nos estábamos perdiendo a un Antony and the johnsons que cada vez se parece más a Falete (perdón, pero tenía que colar la broma en algún lado que aquí nadie me la entiende) y que me pone muy nerviosa con su voz y su modo de cantar. De los Yeah Yeah Yeahs tan solo diré que a mí lo que más me brilló de su actuación fue el vestido de grandes lentejuelas que lució Karen O, una Karen O que se me quedó algo diluida en el escenario principal a pesar de que por lo visto gustó mucho.


Nada más terminar tocaba Paul Weller con un show previsto para hacer tiempo en el outdoor theater mientras en el escenario grande se preparaba toda la parafernalia que conllevan los conciertos de MBV. Destacar que fue un muy buen concierto de 50 minutos de buen rock. Al final se hizo acompañar sobre el escenario por Johnny Marr y juntos se hicieron con A town called Malice, una de esas grandes sorpresas del festival.




Ya había anochecido y era el momento de ver de nuevo a My Bloody Valentine pero en esta ocasión al aire libre con lo cual su música resulta menos arrolladora aunque igualmente tremenda. Unos MBV de tratamiento casi reverencial que pone tus oídos a prueba, pero que siempre avisan repartiendo tapones para que nadie se les queje después. Ponen a prueba tu resistencia en muchos momentos del concierto pero si te dejas llevar, si entras en el juego y estás dispuesto a disfrutar, el deleite musical será tremendo. Las imágenes que acompañan a la banda llenan el espacio, o al menos el poco espacio libre que deja el denso y abrumador sonido de MBV. Es admirable comprobar cómo el ruido puede adquirir una densidad tan fluida y viva. Lo cierto es que a veces se necesita el tiempo mínimo de una canción para adaptarse al eflujo de su música y aclimatarse a tal estruendo de guitarras pero si estás dispuesto a sucumbir a esas capas de ruido encontrarás una belleza inigualable, a pesar de lo abrasiva que pueda parecer a priori su propuesta.



Public Enemy cayó en el outdoor theater en el descanso de más de media hora larga que había entre MBV y The Cure en el escenario principal (más que descanso era un parón obligado por el montaje y desmontaje técnico que conlleva MBV) sumándose así a la lista formada por Paul McCartney, Paul weller, Morrisey, the Cure o cohen en ese exceso de años que ha marcado el festival.


Y tras la irradiación sonora de MBV, el comienzo de The Cure en el escenario grande sonó algo pálido, pero el lavado de guitarras y la vacilante y característica voz de dolor de Robert Smith fueron entrando en el juego y terminó siendo un gran modo de concluir con el festival.


La actuación fue larga, excesivamente larga, tal y como suponíamos que sería, y a mi juicio abusó de temas demasiado oscuros, quizás para los más devotos de la banda, quizás para si mismo. Fueron 3 horas de concierto, con 3 bises eternos y casi todo el público tumbado ya en el césped, agotados, a esas horas tan solo aguantaban las primeras filas llenas de eternos fieles.

Al final Robert Smith se reía de nosotros bis tras bis, nos ponía la miel en los labios para dejarnos de nuevo el sabor amargo de la espera ante el agotamiento de esas horas con largas guitarras y canciones que quizás no merecen tal espacio. También se rió de la organización y de lo que ésta pudiera decirle o pedirle en sus idas y venidas de los bises, pese a toda advertencia él se había propuesto agotarnos a todos y el resto le daba igual. Al final hasta logró lo que quería, y es que después de todo nos fuimos pensando que era, fue y sigue siendo muy grande.
Como decía, el concierto de The Cure se alargó en el fin de la noche y al ver que aquello no tenía fin, porque RS no lo quería así, la organización primero encendió todos los focos del recinto de polo en el que se celebra el festival, con lo que en un momento pareció hacerse de día de nuevo para nuestro fastidio. RS seguía a lo suyo, así que lo siguiente fue apagar las pantallas y parte de la iluminación del escenario dejando a la banda con unos algo ridículos focos. RS seguía a lo suyo, así que al ver que aquello no concluía, porque ya digo que a RS no le apetecía, optaron por lo más drástico, cortarle el sonido. Y entonces, solo entonces, RS quiso, y fue justo en ese preciso instante cuando sonaron los primeros acordes de boys don’t cry ante lo cual la gente que aun aguantábamos allí (casi en su totalidad ya tumbados en el césped) nos entró una incluso inexplicable euforia y nos levantamos todos corriendo hacia el escenario para cantar en comunión con RS la dichosa canción que parecía que no iba a llegar nunca.
Que si no se te oye tú tranquilo Robert, que aquí estamos todos, tus maltratados, para cantarla contigo y así hacer que por fin suene boys don’t cry esa noche cerrando Coachella.

Que RS es un poco capullo ya lo intuíamos, que es uno de los buenos que no hay que perderse también. Te agota con 3 horas de desvaríos varios porque lo más destacable lo suelta al principio y se deja para el final lo que la gente desea, una boys don’t cry esta vez en obligado unplugged. Queríamos más de la banda, pero eso no Robert, un exceso prolongado de las canciones más recientes, con menos gancho, no, eso por no hablar de las caras B más oscuras que fueron sonando hasta exprimirnos por completo la paciencia. Pero a pesar de todo y a pesar de RS, tengo claro que The Cure fue un gran modo de cerrar Coachella.

sábado, abril 25, 2009

Coachella 2009: Sábado

Y tras el previo y la jornada inicial, el segundo día de Coachella era para mí el que recogía menos exigencias, así que me dejé llevar por completo para comenzar la jornada cayendo en el concierto de the liars y su locura, un motín a pleno mediodía y con un calor de justicia en un escenario sin nada que nos protegiera de la solana del desierto.


De ahí nos refugiamos en la carpa en la que Henry Rollins hizo su spoken word, a veces divertido siempre obvio, con el que lleva removiendo conciencias (o al menos intentándolo, sobre todo las yankies) desde hace unos 20 años hablándonos de las injusticias más grandes de este mundo cada vez más paranoico. TVOTR se convirtieron en la banda sonora perfecta para la tarde de un más que brutal sábado de calor, aunque me esperaba más de ellos en directo, que todo hay que decirlo.




Ya con la tarde vencida fuimos buscando la tranquilidad que unos más calmados Fleet Foxes nos ofrecían desde el outdoor theater, en donde las armonías vertiginosas encontrarían su lugar logrando colocarnos en otro mundo.




Y de ahí a la locura que fue el primer concierto después de ser madre de una M.I.A. que salió lo más guerrera que pudo con un toque de sirenas a modo de ataque aéreo que daba la sensación de estar en zona de alerta máxima. Por un momento Coachella, el paraíso sofocante del desierto, vivió la guerra de la mano de M.I.A. que, apasionante y divertida, se le nota encantada sobre el escenario. Hizo referencia a los grammy para más tarde cantar con música de una Amy Winehouse a la que sustituía algo así como they tried to make me do the oscars, I said no, no, no. Asimismo tras un llanto de un bebé con autotune soltó un My baby’s waiting. Es de esos artistas que intentan minimizar la distancia con el público, buscando la interacción casi imposible en el escenario principal del festival y para disgusto del ejército de seguridad que poblaba el valle. Un muy buen concierto divertido, intenso y sin concesiones.




Ya digo que el sábado fue el día que me dejé llevar sin oposición alguna, concierto tras concierto, de modo que después de volver a ver a Chemical Brothers acabé sin saber muy bien ni cómo ni por qué en medio del metal de Mastodon y, si eso me hizo morir, terminar la jornada con los impronunciables MSTRKRFT me remató por completo. Quizás es que tan solo me dio por ponerme un poco más macarra de lo habitual o que me dejé llevar en exceso ante mi falta de decisión para la segunda jornada, pero ya fuera por voluntad propia o ajena igualmente morí, y lo hice ante la furia de unos y los sintetizadores de otros.



Del sábado tan solo queda decir que no me he olvidado de ellos, en principio los grandes del día, pero es que a mi the killers no solo no me gustan sino que además no les soporto, y eso es algo que bien sabe quien bien me conoce, de modo que a mí no se me vió por el escenario grande en esos momentos, que ya tenía suficiente con ir de carpa en carpa. Así que si alguien está interesado en saber cómo les fue a los de Las Vegas que lo busque en otro lado, porque ya digo que no les vi. Ya he comentado que en ese momento ya estaba muerta así que los killers no tenían nada que hacer conmigo, ni yo con ellos.

viernes, abril 24, 2009

Coachella 2009: Viernes

Si esto era el previo del festival, al día siguiente comenzaba la fiesta propiamente dicha, la décima edición de Coachella Valley Music & Arts Festival.



Para mi desgracia, y por razones que no vienen al caso, no pude llegar hasta bien avanzada la tarde pero con suerte para ver a Leonard Cohen cuando la noche ya empezaba a caer sobre el desierto. El canadiense está hecho de magia y elegancia que desprendió canción a canción sobre el teatro al aire libre con la puesta del sol como atrezzo. Hace tan solo unas semanas ofreció varios conciertos en LA, conciertos de repertorio largo y mimado que en el escenario de Coachella se vió recortado a una hora, exigencias del guión. Cuando en Ain’t no cure for love escuchas aquello de I need to see you naked, in your body and in your thought te das cuenta de que en ese preciso instante esas palabras cobran más sentido que nunca en medio del desierto, aun más ahí que en el siempre frío Nokia theater de hace unas semanas. Así que ni el mal sonido que por momentos quiso hacer acto de presencia le restó un ápice de magia al momento. Everybody knows comenzó con una guitarra escalofriante, First we take Manhattan fue impresionante, pero donde de verdad vimos belleza fue en Hallelujah con un Cohen en toda su grandeza en un momento en el que su actuación adquirió una intimidad increíble. Fue en este momento en el que soltó I didn’t come to Coachella to fool you como guiño y único salto de un guión bien orquestado en su magnífica gira.




Y del señorío y el hasta cierto halo de misticismo que desprende Leonard Cohen pasamos a un Morrisey que se cree más señor de lo que realmente es. Y es que no hay duda alguna de que el inglés es más macarra que Cohen, de modo que del estado casi de levitación que nos dejó el canadiense pasamos al carácter arisco y agriado de Morrissey. A mi lo que me pasa con este señor es que ha pasado de gustarme muy mucho a parecerme algo insoportable. Lo más destacable de su, eso sí, correcta actuación fue ese amago de fuga tras la queja por la quema de animales en los puestos de comida rápida del recinto soltando aquello tan simpático de I can smell burning flesh, and I hope to God it’s human. Si antes pensaba que en cierto modo Morrisey actuaba a ser una diva sobre el escenario, ahora creo que lo es directamente.






El tiempo que quedaba entre Morrissey y McCartney lo aprovechamos de nuevo en el outdoor theatre con los autóctonos Silversun Pickups, un grupo surgido de Silverlake en LA, cerrando el segundo escenario de Coachella. Vaya, que aun ni se lo creen. Estos tipos siempre han estado un poco como de tapadillo, haciendo pero sin terminar de llamar especialmente la atención, y a pesar de que ya llevan unos años no ha sido hasta ahora con su segundo o tercer disco (no se bien) cuando parece que acaban por así decirlo de ascender de categoría, y con ello no salieron como unos novatos en la liga de mayores. Con una actitud y confianza que me sorprendió se hicieron valer lo suficiente para corroborar que desde luego era una de esas band to watch del festival.


El final de la primera jornada fue de la mano de Paul MacCartney y a mi la verdad es que el Beatle no me cae bien. No soporto esa actitud falsa de persona cercana aunque se crea semi-dios, con esa actitud tan onanista y autocomplaciente, esa insoportable y falsa modestia… podría seguir dedicándole improperios varios, pero después llega, toca sus canciones y no te queda más remedio que callarte todas las lindezas que has podido soltar. Algo así me ocurrió a mí el viernes, y es que las 2 horas de camino desde casa hasta Indio dan para mucho, para hablar de lo que no hay que perderse, de lo que más apetece y para largar ampliamente contra el Beatle, claro. Después pasa lo que pasa, un par de canciones y me lo tengo que tragar todo. Y como Paul McCartney no puede dejar de ser Paul McCartney o aceptas que viene todo el pack junto (las canciones y la persona) o te quedas sin escuchar esas maravillosas composiciones.


Cuando se anunció el cartel del festival con Sir Paul cerrando el primer día leí muchas críticas sobre eso, que si Macca estaba demasiado mayor y que si era demasiado populista para Coachella entre otras cosas. Tan solo diré que nunca subestimes a Paul McCartney, la noche fue enteramente suya y por derecho propio. Palabra de desconfiada (en serio, mira los videos, el concierto fue tremendo). La cantidad de gente que congrega el sexageniario Beatle es tremenda y si no quieres morir en el intento de acercarte al stage, con quedarte a una distancia prudencial y agradecer las grandes pantallas ya es más que suficiente para disfrutar del concierto. Para mi sorpresa aguantó el tirón durante las 3 horas largas de concierto y la fuerza de su voz no palideció. También hubo, cómo no, momentos más ñoños, marca de la casa, como el emocionado recuerdo a su mujer (la primera, que de la segunda no quiere oir ni hablar) ya que ese día era el aniversario de la muerte de Linda. Al final, podré decir lo que quiera de él, pero lo que me quedó claro es que sigue siendo un Beatle y punto.











jueves, abril 23, 2009

Coachella 2009: Previo

Los festivales se pueden contar de muchas maneras, la más lógica y habitual es contando tan sólo los grupos que se han visto y disfrutado. Otra posibilidad interesante (y debido a que aun no hemos desarrollado el don de la ubicuidad) sería además de lo visto también dar debida cuenta de aquellos grupos que te has visto obligada a descartar, ya sea bien por programación bien por cualquier otra razón; y que en el caso de un festival grande por mucho descarte que sean siguen siendo nombres importantes. Puede que algún día lo haga así pero en esta ocasión me recrearé de nuevo contando tan sólo aquello que cayó en Coachella el fin de semana pasado, que siempre resultará más corto que enumerar aquello que se quedó en el camino.
Pero si el festival propiamente dicho comenzaba el viernes, el jueves previo tenía lugar uno de esos llamados unannounced Coachella warm-up shows al parecer ya tradicionales en los días previos. Había mucha expectación por esta actuación y es que los rumores de que serían My Bloody Valentine los encargados de ir calentando motores se confirmaron con un concierto celebrado en El Rey Theatre de LA, un local que quizás resulta más adecuado para su música al ser un teatro cerrado con muy buena acústica, de capacidad media y algo estrecho con lo cual resultaba perfecto para que el sonido rebotara por completo para nuestro dolor y deleite. El volumen fue abrumador y por momentos parecía que hasta las paredes iban a evaporarse por obra y gracia del tsunami sónico que MBV estaban creando ante nuestros ojos. ¿Puede el sonido convertirse en algo tan sólido, palpable y hasta visible? Puede que no, pero esos 15 minutos de paranoia que dejaron en you made me realise fueron de lo mejor que he oído nunca. Aquello sonaba como si nos hubiesen encerrado en un local con un avión a punto de despegar. Podría intentar entrar a describir ese sonido, que no es propiamente un muro como siempre he oído decir, sino algo mucho más fluido, pero me quedaría en simple intentona, y es que al menos a mi se me hace difícil ponerle palabras a todas las cosas que te encuentras dentro de ese ruido, los matices, las capas, los feedbacks, el volumen, las texturas… ¿Cómo puede tanto ruido llegar a ser tan sutil? Lo que Kevin Shields ha creado es un experimento continuo, una teoría que surgió de su cabeza y que aun hoy, camino de las dos décadas después, sigue intentanto explicar show tras show. El cuerpo acaba saturado de música, borracho, y las neuronas interconexionan forzadamente en un intento desesperado por ponerle cierto orden y lógica al caos sónico que te envuelve. MBV tocaron todas y cada una de las canciones que nosotros queríamos oír del modo exacto que ellos quisieron tocarlas. Las letras se intuyen cortando tímidamente alguna de esas capas enmarañadas de guitarra como queriendo hacerse un hueco entre ellas. Sin bises innecesarios y siempre artificiales, salieron nos dieron todo lo que quisieron darnos de una sola vez y nosotros dando las gracias por ello. Y cuando termina el concierto tan solo cabe preguntarse qué tipo de lucha interna llevó a KS a tales canciones, a ese tratamiento de la guitarra, a esos bellos matices, a esas melodías emparedadas.
En todo concierto de MBV se reparten tapones para los oídos, por tu propio bien te dicen, pero yo nos los empleé pensando en que si vas a ver a MBV que sea con todas las consecuencias. Los tapones te hacen perder detalles en cierto rango de frecuencia destacable, de modo que hay que hacerse valer ante el estruendo para apreciar realmente lo que se está volcando desde el escenario. O lo que es lo mismo, para poder apreciar realmente la música de MBV soy consciente de que hay que hacerse daño a una misma. Por lo visto en El Rey se llegaron a los 125 decibelios mientras que el umbral del dolor está en torno a los 130 dB. ¿Hasta qué punto el cuerpo puede aguantar tal avalancha de ruido? ¿cómo algo tan peligroso puede ser tan deliciosamente bello?

viernes, abril 17, 2009

So be it

Creo en Kevin Shields todopoderoso, creador del cielo en la tierra, psicodelia eterna. Creo en sus canciones, su música, nuestro señor, concebidas por obra y gracia de su comportamiento obsesivo, del perfeccionismo y de la hipnagogia. Nacidas de un músico detallista y desasosegado padecieron reverberaciones, efectos trémolo, volúmenes alterados y múltiples ingenieros de sonido. Se sintió extenuado y confundido, se encerró en sus infiernos y a la década resurgió de entre sus demonios, subió a los escenarios de nuevo y está sentado a la derecha de Bilinda Butcher. Desde allí reestablecerá los mandatos de su obra, eterno referente, y de nuevo intentará reproducir lo que suena en su cabeza con capas y capas superpuestas de guitarra intentando ocultar la melodía y las letras, que tan solo se intuyen, dotando al sonido de una densidad eufórica y alucinógena, creando una atmósfera asfixiante, oscura y apabullante.

Creo en My Bloody Valentine, en sus frágiles equilibrios, en Isn’t anything, en el ruido, en Feed me with your kiss, en las letras sugerentes, en los pedales, en You made me realise, en la reinvención del sonido de la guitarra, en Loveless y en la vida eterna. Amén.


lunes, abril 13, 2009

Perryfarranda en Las Vegas

Perry Farrell ha cumplido 50 años (muy bien llevados, qué duda cabe!) y al hombre se le ha ocurrido celebrar la Perrypalooza party compartiendo con sus amiguitos una especie de ensaimada en un parque de atracciones para adultos. Qué majo!
Porque a mi no me digas que esto no parece una ensaimada-fake de colorines (de nata o merengue o lo que sea que fuera, y mal decorada al estilo siurell con verde y rojo). Si no te lo parece, como a mi, quizás es que esté echando de menos la roqueta más de lo que creo.


El resto de fotos e ilustres invitados a tal magno acontecimiento aquí y aquí y aquí y aquí (y en donde tú quieras seguir buscando), donde también se puede ver cómo Dave Navarro sigue sin poder comprarse una camiseta, pobrecito mío, eso o es que aun no ha encontrado una que le guste, o una de su talla, o algo le pasa a este chico con lucir palmito (y piercings y tattoos y horas de gymnasio). Que sí, que estás fantástico, que los (más de 40!) años no pasan por ti, pero anda chico, ponte algo de una vez y céntrate en lo tuyo que se supone es la guitarra.

sábado, abril 11, 2009

a great deal to say

A veces quedarse en casa es menos recomendable que buscar un antro en el que perderse un viernes por la noche. A veces una botella de vino le sienta peor a tu cabeza que la mejor de las borracheras. A veces algo más moderado resulta más peleón. A veces portarse bien sale mal y quedarse en casa no te exime de desayunar ibuprofeno. A veces una simple pregunta abre expedientes X. A veces los despojos del pasado deben quedarse ahí. A veces simplemente no me interesa escuchar la arqueología sentimental ajena. A veces no me implico lo que quizás debería. A veces resulta que soy muy mala persona.




miércoles, abril 08, 2009

Y tú qué haces el 20 de Mayo?

Porque yo ya tengo planes para ese día…

No me he podido contener. Y es que puede sonar a simple o básico o incluso manido pero Jane’s Addiction (además de ser un gran grupo con grandes canciones bla bla bla) marcaron en cierto modo mi adolescencia, así que el poder verles después de haberme hecho a la idea de que sería uno de los tantos grupos a los que no vería jamás en directo me parece la ostia.
El que hayan llegado ya los tickets (después de esperarlos por más de un mes creo) ha sido un gran modo de pasar el ecuador de la semana, y así de contenta lo he colgado en el imán de la nevera en el que me van aguardando, y a esperar que pasen las próximas 6 semanas!
Y es que a veces las cosas son tan simples como eso, un buen concierto esperándome, (y en el caso concreto de hoy) un nuevo capítulo de Lost y yo tan contenta.

(Ya se que estas cosas no se hacen, pero dame un poquito de margen que ya te tocará a ti en otra ocasión hacerme rabiar con ese gran concierto que seguro me perderé)

jueves, abril 02, 2009

Can’t you find the words to say?

Every night he comes and goes again. I heard your same old tune, singing city sins, like you were the first one. I can’t see into the sunset but all I know is that you’re perfect right now. Tell me it’s true, I want everything with you.
You don’t have to write at all, you will come again and again and again. Now that you feel you say it’s not real. Don’t check me out. This love is fucking right!
No, you can’t go home after where you slept last night. You don’t mind his indiscretions, these late night sessions, just one more lesson leaves you twisting to his will. Every night he comes and goes again!!!
Don’t try to shoot up the sky, tonight we’ll stay alive. Can’t you see his arms are a hell and you won’t ever leave? Now it’s your time, are you with me? I’m with you and there’s nothing left to do. Tell me it’s true, I want everything with you.
The way you lived your finals days, now you feel ashamed. His touch is not a thing you’ll ever miss, you say you’ve been waiting, for someone, for some song but I just can’t wait anymore.
If you shut out the sun, the day will never come, this night won’t come undone, and we can’t live again. Morning comes too fast and every step will be your last and every breath could be your last. Nothing has changed at all, but we can’t live again. Tell me it’s true, I want everything with you. Every night he comes and goes again!!!






miércoles, abril 01, 2009

To the rhyming and the chiming of the bells!

Pues resulta que no me convence. El caso es que Alexander the last, la última película de Joe Swanberg presentada en SWSX y distribuída On-Demand, pretende ir de drama con toque costumbrista pero se me queda en balbuceo sin ningún tipo de ritmo narrativo y, lo peor, en una película aburrida en la que los silencios lejos de decir algo tan solo se alargan sin contenido y en la que ni siquiera funciona el reclamo emocional. Creo que aquello que a mí me hubiera podido resultar interesante de la historia queda poco desarrollado y lo que finalmente hace queda intrascendente. Intenta transmitir intimidad e intensidad pero me resulta poco llamativo e incluso trivial, se nota que se esfuerza en mostrarnos algo pero resulta insípido. Puede que yo no sea lo suficientemente lista como para pillarle el punto a Swanberg y, en general, a esta gente tan trascendente y profunda o tan algo que no llego a entender. Eso o que la peli es lo que es y punto.
No sabía yo que Justin Rice, de Bishop Allen, además de músico también era actor, bueno actor, je jeje… que por lo visto ha hecho un par de películas, pero que vamos, que el chico lo intenta.